EN ESPERA DE UN HOGAR SEGURO
No se sabe cómo esos vecinos residen en el sector La Pica
La tierra se abrió, dañó las viviendas, y algunos se fueron a otro lugar
Santa Isabel. Cuando las familias del sector La Pica decidieron establecerse en esa pequeña montaña jamás imaginaron la pesadilla que vivirían al ver la tierra abrirse y afectar seriamente sus residencias.
Hoy, el lugar parece un pueblo fantasma, con casas cubiertas por árboles y otras destruidas. Pero en medio de ese desolado panorama aún residen cerca de 18 familias, que por falta de dinero no han podido mudarse.
Este es el caso de los hermanos Miranda, quienes han estado toda una vida en el lugar y a pesar de ver diariamente nuevas grietas en las paredes
“El constante movimiento del terreno rompió el pozo séptico y las grietas se hacen más
grandes”
MOISÉS DÁVILA
Perjudicado
rezan para que no suceda una desgracia.
Taty Miranda, explicó que FEMA les otorgó en el 2011, unos $1,000 para que abandonaran el hogar, pero la mínima cantidad no les daba, optando por quedarse en la casa y utilizar el dinero para reparar las filtraciones en el techo.
“Tenemos un hermano ciego y con ambas piernas amputadas”, expresó la mujer.
Asimismo, señaló que no se van de la casa porque realmente no cuentan con dinero, ya que sus únicos ingresos se les van en comida, medicamentos y otras necesidades básicas.
Su hermana Cruz María mencionó que acudió por dos años a la alcaldía de Santa Isabel en busca de ayuda de algún programa de vivienda, pero la misma nunca llegó.
“Para el alcalde Enrique Questell nosotros no existimos”, añadió Miranda.
Por su parte, Jorge Correa, portavoz de los vecinos, desta- có que de no atender la situación, estas familias se exponen al peligro de que el terreno ceda y ocasione el hundimiento de las residencias.
Este señaló que recientemente la Comisión de Vivienda y desarrollo urbano de la Cámara de Representantes realizó una vista ocular para comple-
“Para el alcalde Enrique Questell nosotros no existimos”
CRUZ MARÍA MIRANDA / Perjudicada
tar una investigación sobre el problema. Además, se comprometieron en realizar un censo de la comunidad y citar a las autoridades correspondientes para atender el caso.
“Tienen que darle seguimiento a la situación de inmediato”, comentó Correa, quien sostuvo que no confía en las palabras de los políticos.
Este pidió al alcalde que no se haga de la vista larga y escuche, visite y atienda las necesidades de estas familias.
Por otro lado, Moisés Dávila, quien reside en el lugar junto a su esposa y tres hijos, manifes- tó que fue uno de los vecinos a los que FEMA no les otorgó ayuda alguna para mudarse.
“El constante movimiento del terreno rompió el pozo séptico y las grietas se hacen más grandes”, dijo el residente del sector por 18 años.
Dávila sostuvo que hace cinco meses solicitó un apartamento en un proyecto de viviendas en Coamo, pero que hasta el momento no ha sido llamado.
“Es triste ver cómo luchamos para tener una casa y de la noche a la mañana la perdemos”, aseguró el hombre.