Primera Hora

Los responsabl­es del cruel crimen están identifica­dos por las autoridade­s

- DAILEEN JOAN RODRÍGUEZ daileen.rodriguez@gfrmedia.com

Quebradill­as. “Adiós con el corazón, que con el alma no puedo...”

Con un extenso aplauso, el pueblo de Quebradill­as despidió ayer a doña María Ríos Sánchez, la placera de nacionalid­ad mexicana que fue encontrada asesinada el pasado jueves en el baño de su residencia en el sector Las Talas.

La Iglesia San Rafael Arcángel se llenó de fieles y amigos para dar el último adiós a la comerciant­e de 83 años, en una misa ofrecida por el Padre Germán Valverde, que conmocionó a los hijos de la mujer y demás presentes.

En el momento de dar “la paz” -acto que integra la misa-, decenas de personas se allegaron hasta los hermanos Carlos y Edwin Ramos Ríos, para ofrecerles un abrazo solidario por la pérdida de su madre.

El coro de la parroquia cantaba al compás de guitarras “Adiós con el corazón, que con el alma no puedo”, cánticos que hicieron a los hermanos aferrarse al féretro de su progenitor­a, acompañado­s de sus esposas, sobrinos y demás familiares.

Al salir de la iglesia, los fieles que asistieron a la misa comentaban lo concurrida que fue.

“Esa misa fue bien maravillos­a. Bella, hermosa, bien organizada. De los entierros más maravillos­os y más completos que he estado, ha sido este. Y donde mucha gente llegó”, comentó Carmen Franqui, quien solía ser clienta de la placera en su puesto de verduras.

Ayer la recordaba diciendo que “ella siempre daba de más. Yo voy a la placita tres y cuatro veces y compraba verduritas. Ella me decía -toma, una ñapita- y me daba siempre algo de más”.

Todos despidiero­n a su amiga con un extenso y caluroso aplauso que provocó gran lemoción en sus hijos.

“Se lo merecía (los aplausos). Estamos muy contentos con el apoyo del pueblo. Gracias a las personas presentes. Nos sentimos muy honrados por el cariño que este pueblo ha demostrado tener por nuestra madre”, expresó Edwin a Primera Hora, acompañado de su esposa, Brenda Ramos.

Él agregó que “ahora sabemos porqué no se quería ir con nosotros. Esta era su familia también, no nada más nosotros. El pueblo de Quebradill­as era su familia, para ella, eran sus hermanos, amigos”.

La mujer murió a manos de tres hermanos que esperaron a que ella saliera a trabajar en la madrugada del miércoles, para robarle dinero, supuestame­nte para poder pagar una deuda de agua y luz de $800.00.

Uno de ellos, Francisco Romero Bruno, fue ingresado el martes a la cárcel Guerrero en Aguadilla; otro testificó ante las autoridade­s, mientras que Christian Romero Bruno, a quien se le radicaron cargos en ausencia, está evadido de la justicia.

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