Primera Hora

ALEGRE HASTA EN LA MUERTE

Así es que los familiares quieren que recuerden a Kinki Rosario, a quien velaron jugando poker

- FEMMY IRIZARRY ÁLVAREZ firizarry@primerahor­a.com

“Mi hermano se me fue…. por causa natural, y nadie te pudo matar, invicto hasta la muerte, invicto hasta el final”.

Con esta lírica, John Harry “El Industrial” recuerda a su hermano Henry Rosario Martínez, quien ayer provocó que decenas de personas llegaran hasta la funeraria Eterna Luz, en Barcelonet­a, para verlo jugar su última partida de poker.

¡Y mucho que le encantaba jugar!, según su familia.

Henry, conocido como Kinki, falleció la madrugada del martes pasado del corazón, según su madre Sonia Martínez, quien ayer, al igual que la mayoría de la familia, mostraba una entereza envidiable.

Ellos entienden que Kinki, de 31 años, debe estar feliz de verlos a ellos entender que ahora él está en un lugar mejor.

“Ya no hay dolor ni sufrimient­o que te toque”, dice John en su reguetón titulado “Lo velan jugando poker... descanse en paz Kinki”.

En el vídeo (YouTube), producido por Bolo Connection­s, participan los padres de Kinki, algunos hermanos y otros familiares y amigos, quienes están alrededor del difunto en la funeraria y donde también aprovechan la última jugada.

“Quiero que lo recuerden como un hombre alegre”, dijo su padre, que se llama igual que su hijo.

Y si en algo coincidían los presentes era en su trato.

“Era alegre, jugador, luchador. Nos tomó por sorpresa, él salió e infartó caminando”, dijo su madre.

“Se va de mi casa (donde vivía) a las 6:00 p.m. y a las 6:39 infarta caminando”, dijo Martínez, al agregar que él le regaló la única hija que tuvo, ahora de once años, “mi princesa”.

Martínez señaló que mantu- vo la entereza durante todo el proceso porque está siguiendo el ejemplo de su hijo que decía: ‘Yo soy de piedra’. “Él era el nene que me dio candela, que me hizo sufrir... eran tres y ese era el que yo velaba, el que yo, con 31 años, lo buscaba donde fuera... y él me respetaba”, agregó Martínez.

Querido por muchos

Mientras, Nitza Acevedo, vecina de toda la vida de la fami- lia, decía una y otra vez que aunque Kinki peleara todos los días, seguía siendo un muchacho humilde.

“Él era humilde, se daba a querer, era un baluarte, los cuatros hijos son tremendos de buenos. Era respetuoso”, agregó Acevedo, quien dijo que hizo los bizcochos para todas las actividade­s de la familia, incluyendo el de la boda del fenecido.

“Si la muerte es mi destino, yo la voy a esperar; pero sigo liderando, yo no me voy a quitar”.

Esta es una de las estrofas de otra producción de El Industrial titulada “Cuando yo era niño”, dedicada a los valores y principios que desde pequeños les inculcó su abuela y en la que aparece cantando Kinki.

John, quien fungió como portavoz de la familia, recordó que su hermano estaba tan orgullo de él que dondequier­a lo presumía como el mejor cantante.

“Le agradezco mi vida, mi carrera. Si soy bueno o malo hoy, que todo el mundo me aprecia y me quiere un montón... lo que soy me formó él... estoy orgulloso”, confiesa el ahora bartender quien agregó que aunque Kinki no siempre estuvo en buenos pasos, “siempre tuvo temor de Dios”.

Sobre el velatorio, dijo que él encontraba hipócrita “meterlo en una caja, un tipo con tantas historias... él hubiese querido esto”.

Un hermano que está preso tuvo la oportunida­d de verlo en la residencia de sus padres.

Por otra parte, Nel Balseiro, de la funeraria Eterna Luz y quien se crió junto a la familia en la barriada Catalana, dijo que el embalsamie­nto se hizo en San Juan.

Agregó que mucha gente le ha dicho que quieren un velorio así de particular, pero confesó que a la hora de la verdad “nadie se quiere morir”.

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