EXCONFINADO PIDE A GRITOS UNA VERDADERA SEGUNDA OPORTUNIDAD
DURO CAMINO
Los barrotes que alguna vez lo separaron de la sociedad aún lo acompañan.
Durante los pasados años, Nathanahel Arroyo Martínez, ha tratado de aprovechar al máximo la segunda oportunidad que la vida le concedió, pero muchos han sido los tropiezos con los que se ha encontrado debido a que el estigma de haber sido un confinado aún lo persigue.
Arroyo Martínez, de 43 años y residente en Isabela, cumplió una sentencia de ocho años por un delito grave de apropiación ilegal y se rehabilitó de su adicción a las sustancias controladas.
Luego de salir de prisión en el año 2003, terminó su cuarto año de Escuela Superior y cursó estudios universitarios nocturnos para convertirse en maestro de Educación Vocacional e Industrial con Certificación Docente.
Durante ese período, Arroyo Martínez limpió su expediente penal tras estar cinco años en la libre comunidad, y en la solicitud de trabajo en el Departamento de Educación hizo constar que estuvo acusado por un delito grave. Sobre ese aspecto nadie le cuestionó.
Entre el 2010 y 2016, mientras se desempeñó como maestro en la Escuela Vocacional Salvador Fuentes Valentín de Aguadilla, sintió la satisfacción de que había logrado vivir su sueño de ayudar a otros jóvenes a alcanzar sus metas fuera de la calle por medio de la enseñanza.
“Cuando obtuve el trabajo de maestro no me lo creía. Estaba contento, di el máximo. Había muchos muchachos con problemas y yo los aconsejaba. Hoy en día hay padres que me lo agradecen porque hijos profesionales”, manifestó el maestro.
Fue en el año 2015, alegó, que su vida tomó un giro adverso cuando llegó como director de la escuela un vecino suyo que conocía su pasado.
El maestro tuvo que radicarle una querella al director por hostigamiento laboral porque presuntamente le obstaculizaba su labor.
La denuncia, que debió haber sido investigada y adjudicada en un período de 30 días, sigue sin resolverse y la plaza que ocupaba se cerró inexplicablemente.
“Me dijeron que yo no volvía a trabajar en el Departa- mento de Educación y ese taller de Aguadilla de la noche a la mañana quedó cerrado. Esa plaza la cerraron para el 2016 completa”, informó.
Ahora está fuera del sistema porque a pesar de que ha asistido a numerosas convocatorias para posiciones similares en las cuales entiende que tiene mayores cualificaciones que los otros candidatos, no ha obtenido la plaza por presuntas irregularidades en el proceso de reclutamiento, las cuales también se encuentran en apelación.
Su reclamo llegó hasta la secretaria del Departamentienen to de Educación, Julia Keleher, a quien le envió un video con todos los detalles de su caso que incluían la evidencia que posee en su abultado expediente.
Sin embargo, la funcionaria le indicó que no podía intervenir porque había una investigación en curso.
Sostuvo que otro de los obstáculos que se encuentra para su rehabilitación es que hay personas que los explotan laboralmente porque les ofrecen trabajos de construcción que requieren de mucho esfuerzo físico a cambio del pago de $3.00 la hora.
Como parte de sus gestiones, Arroyo Martínez acudió a la oficina del Secretario de Corrección y Rehabilitación, Erik Rolón Suárez, quien le atendió y lo recomendó para asesorar a los productores de una película sobre la vida de un grupo de confinados.
Terminó aceptando el papel de actor donde interpretó el personaje de Lobo, un exconvicto que había salido a la libre comunidad.
Ese peculiar trabajo, en el que se sintió aceptado y valorado por toda la producción de la película, terminó en junio.
No han prosperado sus gestiones para ser recibido por el gobernador Ricardo Rosselló Nevares o alguno de sus ayudantes especiales.
El exconfinado reiteró que solo pide que la investigación de su querella se atienda con carácter de urgencia y que sea evaluada objetivamente en sus méritos.
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Me dijeron que yo no volvía a trabajar en el Departamento de Educación y ese taller de Aguadilla de la noche a la mañana quedó cerrado” NATHANAHEL ARROYO MARTÍNEZ / EXCONFINADO