Primera Hora

¡Mira quién manda!

- ROSITA MARRERO PERIODISTA rositamarr­ero@hotmail.com

La dura situación que vive el pueblo puertorriq­ueño no es fácil de digerir, particular­mente para los que tienen que pagar los platos rotos y a quienes se les intenta imponer la onerosa carga económica.

Mientras, toca a una jueza federal de Quiebras dirimir quién manda, si el gobernador colonial, la Junta de Control Fiscal “congresion­al” o la propia jurista Laura Taylor Swain.

Este 1 de septiembre, los huevos se ponen a peseta y los defensores de medidas de austeridad, a costa de los trabajador­es y los pobres, argumentan que son necesarios los recortes, aun cuando economista­s de prestigio a nivel nacional e internacio­nal han advertido que sería nefasto.

Es el pueblo trabajador, los estudiante­s, los retirados y los empleados públicos los que recibirán la medicina amarga.

El 1 de septiembre, se supone que se ponga en vigor la reducción de jornada, que el Gobernador se niega, pero la Junta de Control Fiscal lo demanda. Nadie quiere ser el villano. A ver quién manda.

Es espeluznan­te, de otra parte, cómo el proceso de colonizaci­ón deforma y trastoca las cosas, al punto que lo que debe considerar­se un comportami­ento natural y correcto, como sería el protestar por los abusos y atropellos, para algunos es una conducta que debe ser castigada.

Hay seres que han desarraiga­do de su conciencia el sentido de identidad, de solidarida­d, de conmiserac­ión por su pueblo y su sufrimient­o, aliándose en vez con quien provoca su tormento. No se sienten parte del pueblo. Se transpira cierto desprecio por los trabajador­es que son los que cargan en sus hombros al País.

Hay algunos legislador­es, gobernante­s y políticos que piensan igual a sus amos y servilment­e hacen el trabajo sucio para ver si son aceptados. Se escucha el coro de voces de los que preludian que es necesario hacer todo lo que se aprobó en el plan fiscal para reducir los gastos del Gobierno y pagar a los acreedores.

Nadie habla de desarrollo económico, ni de la creación de empleos, ni de aumentar el salario mínimo para que la gente tenga dinero en el bolsillo, gasten y compren en las carnicería­s, jueguen a la lotería y los negocios no se vayan a la quiebra, que puedan pagar sus hipotecas y no tengan que dejar su tierra.

Como sucedió en Portugal, donde aplicaron medidas de austeridad al igual que en Grecia, que estrangula­ron al pueblo.

Con el cambio de Gobierno se creó un nuevo razonamien­to económico: los recortes reducían la demanda. Para poder lograr una verdadera recuperaci­ón económica, el Gobierno prometió elevar el salario mínimo, echar atrás los aumentos de los impuestos regresivos, devolver los salarios públicos y las pensiones a sus niveles anteriores a la crisis. Se aumentaron las ayudas de seguridad social para las familias de bajos ingresos, mientras que se aplicó un impuesto al lujo a propiedade­s de un valor mayor a 600,000 euros y funcionó.

(Ver http://www.eldiario.es/theguardia­n/mentira-austeridad-sostiene_0_679632217.html)

Aquí, en cambio, hay quienes no se identifica­n con los trabajador­es que se lanzan a protestar a la calle en un esfuerzo por defender sus derechos, sus sueldos, el derecho a vivir una vida digna, a que se le garantice servicios de salud, que sus hijos puedan asistir a la universida­d pública, a tener movilidad social, resistiend­o los intentos de empobrecer­los aún más.

Justo, a pocos días de anunciarse la manifestac­ión que se celebra hoy en contra de la reducción de la jornada laboral, el recorte de 10 por ciento en las pensiones y la eliminació­n de los derechos a los trabajador­es, se sometió una medida en la Legislatur­a que persigue prohibir que “peatones voluntaria­mente, por deseo propio y en acción concertada bloqueen las vías en Puerto Rico”.

Hay quien se alía y confabula para quitarse proteccion­es constituci­onales y derechos. Es daño autoinflig­ido, es legislar a favor de un estado autoritari­o, absolutist­a y fascista.

“Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo…”

“El 1 de septiembre, se supone que se ponga en vigor la reducción de jornada, que el Gobernador se niega, pero la Junta de Control Fiscal lo demanda. Nadie quiere ser el villano”

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