“PERDÍ MUCHOS AÑOS DE MI VIDA”
Su vida volvió a ver colores cuando aquel “vete” parecía colocarle en sus manos un lienzo en blanco en el que podría empezar de nuevo la obra de arte de sí mismo.
José Tirado de Jesús tenía la oportunidad de pintar un nuevo cuadro de su vida, esta vez sin las rejas que lo habían acompañado durante casi dos décadas.
Su primavera inició aquel 30 de diciembre de 2016, cuando un sargento le informó que el gobernador Alejandro García Padilla le había concedido la conmutación máxima de sentencia; desde entonces “volvió la vida a coger color para mí”.
El blanco y negro que pintaba lo que hasta entonces había sido su vida, le daba paso a los colores que curiosamente Tirado de Jesús había comenzado a utilizar para crear las sobre 600 obras de arte que pintó en prisión, luego de que descubriera una pasión oculta gracias a un taller que recibió como parte de su proceso de rehabilitación. Sorprendentemente, esa fue la primera vez que se exponía a esa materia.
“Allá adentro es como una vida en blanco y negro. Siempre hay como una nube gris de incertidumbre. Uno no sabe si vas a salir o no, aun sabiendo que tienes fecha de salida, no puedes garantizar eso. Estás en una prisión”, compartió Tirado de Jesús a Primera Hora desde el hogar de un familiar en Caguas, donde reside actualmente tras ocho meses de libertad.
En contraste, la libertad “es preciosa. Se ven los colores de la vida, de verdad, como son”, añadió el hombre de 46 años de edad.
Cuando le llegó la buena noticia, le faltaban 12 años por cumplir. Ya había extinguido 12 por robo y ley de armas, su tercera condena. Los dos casos anteriores también habían sido por lo mismo. Tirado de Jesús delinquía porque necesitaba dinero para mantener el vicio de drogas en el que estaba atrapado, iniciado a los 17 años con la marihuana, a la que le siguieron otras drogas, contó. La consumió por curiosidad, y confundió la libertad por el libertinaje. Nunca terminó los estudios universitarios.
Pero a pesar de este trasfondo -pasó gran parte de sus años veinte y treinta en la restricción de la prisión-, al escucharlo hablar se puede percibir esperanza. Allá adentro, los “años me pasaron por encima, sin darme cuenta”. Pero “no los borraría”, argumentó, porque “allí fue donde pude ver de verdad mi película”, confesó. La prisión le dio madurez y fortaleza mental y espiritual, esto último porque tuvo un “encuentro con el Señor”, evidente en su obra artística, característica por el tema religioso. “Me hicieron encontrarme como persona, saber quién era, quien debía haber sido también, y quién quiero ser”, expuso.
Parece decidido a “buscar hacer lo mejor de mí”. Y con
Todavía no me siento realizado como persona… Pero estoy en ese proceso buscando”
JOSÉ TIRADO DE JESÚS
EXCONFINADO
ese empuje es que poco a poco va acostumbrándose a su nueva realidad, que incluye el cariño de una compañera y la ayuda que intenta darle a su hijo, un joven de 25 años usuario de drogas.
Para generar ingresos, Tirado de Jesús está vendiendo bolitas de panas congeladas a$6 y $10 y, al mismo tiempo, está intentando desarrollar un negocio de venta de pinchos para lo cual quiere tomar un curso para bregar con alimentos en septiembre. Y es que de aquí a un tiempo se ve trabajando para sí mismo, aunque mientras tanto no descarta ser empleado.
En el ámbito artístico, de- searía dar clases de pintura, lograr que le publiquen un comic sobre la prisión, que tituló “No pierdas tu juventud preso”, y seguir vendiendo sus cuadros.
De la respuesta de la gente hacia él, dice, ha sido positiva, aunque “no espero mucho de ellos… No puedo pretender nada… Tampoco pienso demostrarle nada a nadie porque yo no tengo que demostrarle nada a nadie. Yo quiero ser quien quiero ser porque debí ser así y perdí muchos años de mi vida y ahora espero por lo menos recuperar algunos… Todavía no me siento realizado como persona… Pero estoy en ese proceso buscando”.