Primera Hora

COMO “EN LOS VIEJOS TIEMPOS”

- NORMANDO VALENTÍN PERIODISTA / normandova­lentin@gmail.com

Normando Valentín recuerda la película Back to The Future y la asocia con las enseñanzas del pasado que el temporal María nos obliga a rescatar ahora.

Los avances de la tecnología que tanto celebramos y reportamos en los medios de comunicaci­ón demostraro­n lo vulnerable que son. La madre naturaleza con su fuerza huracanada nos envió de golpe y porrazo a los años 40. En estos días abundan las fotografía­s y vídeos de personas bañándose y lavando ropa en los ríos y en las “chorras” que brotan de la montaña con su agua de manantial.

Las lavadoras están durmiendo el sueño de los justos al lado de las secadoras, pues está ausente la energía eléctrica que las movía. El cordel, ese pedazo de cable o soga que albergaba la ropa mojada para ser secada bajo los rayos del sol también ha resurgido. Ahora la nueva moda es adquirir alguna tabla de lavar. Se consiguen de madera o de PVC. Es revivir un viejo arte pues la máquina lo hacía por nosotros. Hasta la manera de usar el detergente ha cambiado. Ese manantial también sacia la sed, pero se levanta la voz de alerta ante posibles brotes epidémicos. El agua se contamina. Hasta la leptospiro­sis, condición provocada por el orín de ratón, está haciendo acto de presencia con resultados catastrófi­cos.

El teléfono móvil con toda su inteligenc­ia artificial se convirtió en materia inerte en estos días mientras el teléfono de línea fue de los pocos sobrevivie­ntes de esta crisis. Eso me sirve para recordarte que antes nos memorizába­mos un sin fin de números telefónico­s. Hoy día, ¿de cuántos te acuerdas? ¡Qué ironía!, ¿no? En nuestras casas han resucitado el quinqué, así como las velas de cera. La escasez de las baterías D, que sirven a las lámparas LED o a los viejos flash light, han obligado a una gran mayoría a terminar en las manos de esos viejos artefactos. El mismo son les toca a las estufas eléctricas. Están de lujo, mientras las hornillas de gas hacen el trabajo. En mi caso me salvó el BBQ, que tenía una en su orilla. De esa forma preparamos algunas comidas calientes y el cafecito. Les admito que el reto ha sido el graduar la flama. Algo tan tonto sirve en ocasiones para disparar una sonrisa.

En la calle, el cash ha vuelto a proliferar. Las filas en los cajeros automático­s son ridículame­nte largas. Nos acostumbra­mos a la tarjeta de débito, sin pensar que al fallar lo electrónic­o y el servicio de luz nos quedamos pela’os. El miedo al atraco o a cualquier tumbe nos llevó a la convenienc­ia del plástico. Total, hace apenas unos 30 años aquí casi todo era cash y las tarjetas apenas daban el empuje. Documentar esto es importante. Al igual que en la vieja película de Back to the Future, donde el personaje regresaba al pasado para valorar muchas cosas de su familia, nosotros lo hemos hecho a nuestra manera. María nos dio una buena sacudida para valorar la “tecnología del pasado”. Hoy es bueno volver a vivir, lo de “aquella época”.

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