Primera Hora

Con su gente

Ednita Nazario repartió víveres y mucho amor a sus compueblan­os en la Perla del Sur

- AURORA RIVERA ARGUINZONI aurora.rivera@gfrmedia.com

PONCE. Por lo menos nueve presentaci­ones se hicieron sal y agua en la agenda de Ednita Nazario debido a todo lo acaecido durante y después del paso del huracán María por su patria, pero ella asegura con una exclamació­n que “¡no importa!”.

Después de todo, era en lo menos que pensaba al ver a través de los informativ­os estadounid­enses la devastació­n dejada por el fenó- en su País. Presencian­do todo desde su hogar en Miami no podía parear las memorias con las nuevas imágenes de tantos lugares. Sintió miedo al no poder comunicars­e con nadie en su terruño. Se dio cuenta de que quienes estaban en la antilla realmente no tenían idea de la magnitud de lo que había pasado. Quiso volar a estar con su familia y con su gente, pero cuando logró hablar con sus hermanos estos la persuadier­on para que ni lo intentara. Entonces sintió impotencia, aunque con la misma rapidez que su país se transformó lo hicieron las emociones en ella.

“Lo más horrible para mí, tal vez lo más difícil, fue ver que nadie sabía el alcance de lo que estaba pasando. Nosotros (fuera de Puerto Rico) sabíamos y ustedes no. Eso fue horrible, horrible. Pero, por otro lado, éramos la línea de vida. Mis hermanos no querían que yo viniera. Me decían ‘no vengas… no puedes hacer nada, quédate allá, allá puedes ayudar’. Y eso fue como una bendición en cierta medimeno da, porque de la impotencia pasé al empoderami­ento y me moví como no tienes idea desde el día uno coordinand­o cosas, haciendo llamadas, hubo una movilizaci­ón extraordin­aria de la diáspora, pero una cosa que yo en mi vida había visto una cosa así”, relató ayer a Primera Hora durante una visita a Ponce, su pueblo natal.

Muchas de las ayudas que la artista coordinó habían arribado ya a distintos lugares, pero ayer ella pudo por fin llegar hasta su gente para repartir alimentos.

Ednita casi no podía responder preguntas porque los compueblan­os que fueron hasta la cancha del residencia­l Dr. Pila de Ponce deseaban abrazarla, tomarse fotos con ella o pedirle un autógrafo. Ella se aseguró de darles, además, palabras de aliento.

“Quiero que sepan (pausó y continuó con voz quebrada)… que estamos todos en el mismo bote, que el camino va a ser un poco difícil, pero estamos todos juntos, estamos unidos, estamos saludables, estamos bien y vamos pa’lante”.

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