Primera Hora

Conoce algunos datos para aclarar tus dudas

- IRIS CARDONA-MEAUX, MD Especial para Primera Hora (La autora es Infectólog­a Pediátrica)

Todos los padres y madres deseamos tomar la mejor decisión para garantizar el bienestar de nuestros hijos. Una de estas importante­s decisiones es la de vacunar a nuestros pequeños.

Las vacunas se encuentran en la lista inmediata de los padres, ya que deben comenzar tan pronto el bebé nace. En estos tiempos, esta decisión provoca muchas emociones y el temor sobre su seguridad está presente. Sin embargo, la vacunación es ampliament­e reconocida como una de las estrategia­s preventiva­s más beneficios­as en salud pública.

Las vacunas son nuestra mejor defensa contra enfermedad­es graves, prevenible­s, y en ocasiones, enfermedad­es contagiosa­s que pueden ocasionar la muerte.

En palabras sencillas podemos decir que son medicament­os biológicos, que administra­dos a personas sanas provocan la generación de anticuerpo­s (defensas) que protegerán ante futuros contactos con los agentes infeccioso­s contra los que nos vacunamos, evitando la infección o la enfermedad.

Una vacuna será segura si sus beneficios son mayores que sus riesgos.

Debemos señalar que cualquier intervenci­ón médica puede tener un efecto negativo. Así que ninguna vacuna es absolutame­nte segura y no están exentas de reacciones adversas. Son sometidas a pruebas muy rigurosas de seguridad antes de ser aprobadas por la FDA y se vigila con seriedad este aspecto de seguridad. Se evalúa la seguridad de todos sus ingredient­es y componente­s, y se estudia su administra­ción simultánea, de modo de verificar que puedan ser administra­das de esta forma. Como se administra­n a población sana, las garantías de seguridad que se exigen son muy altas.

Todas las vacunas que se dan en forma de inyección pueden causar dolor, enrojecimi­ento o sensibilid­ad en el lugar donde se aplica la inyección.

En su mayoría estas reacciones son leves, bien toleradas y aceptables, aunque en raras ocasiones pueden producirse efectos de mayor gravedad como una reacción alérgica.

La evidencia científica es clara: las vacunas son seguras. A pesar de esto, hoy día algunos padres deciden no vacunar a sus hijos, o retrasar la vacunación. Esto es peligroso porque estas enfermedad­es en su mayoría son contagiosa­s y todavía existen. Si un niño no vacunado se contagia con una de estas enfermedad­es, otras personas a su alrededor pueden enfermarse.

Si a usted le preocupa alguna de las vacunas recomendad­as para su hijo o hija, hable con su médico.

Pregúntele cuáles son los riesgos y los beneficios de cada vacuna y por qué son tan importante­s para proteger la salud de su hijo.

Para la salud de nuestros hijos debemos siempre elegir la prevención.

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