UNA VIDA ENTRE HUESOS HUMANOS
El doctor Edwin Crespo Torres es el único antropólogo forense de Puerto Rico y el Caribe
Unos niños jugaban al aire libre en Humacao cuando alguien se percató de algo muy extraño. No lo hacían con una bola o un juguete, sino con una calavera humana negra.
Allá llegó la Policía y el entonces Instituto de Ciencias Forenses (ICF) -ahora Negociado de Ciencias Forenses- y, como suele pasar con muchas de las osamentas encontradas en la Isla, el Dr. Edwin Crespo Torres, el único antropólogo forense de Puerto Rico y el Caribe, fue llamado como consultor a examinar los restos.
De un vistazo, Crespo Torres, con 27 años en la agencia encargada de las ciencias forenses del País, supo que no era un asesinato más a sumar en nuestras estadísticas del crimen. La clave fue una deformación en la cabeza. La frente estaba achatada, lo que era indicativo de que se trataba de un indígena de la época pretaína, anterior a la época de la conquista española, que podría tener unos 1,300 años.
Aunque en este caso le bastó solo con mirar el hallazgo, en otros su trabajo como antropólogo forense es más complicado, que conlleva el uso de equipos que van desde microscopios, compases y los tradicionales guantes azules. Ciertamente, no es tan glamurosa como se presentaba en Bones, una serie estadounidense de televisión que inspiró a muchos de sus estudiantes a interesarse en su profesión, expresó Crespo Torres.
“El día en que un huesito lo metan en una máquina y saquen un holograma 3D de la gente, así, pues ese día me voy a vender hot dogs en Isla Verde, porque ¿qué función tengo?”, manifestó el experto.
El experto indicó que como antropólogo forense su labor es contribuir a la investigación criminal, evaluando los huesos de un fallecido. Le toca determinar aspectos como edad, raza, género, y estatura de la víctima, así como determinar si alguna lesión en los huesos permite conocer la causa de muerte.
Durante esta entrevista mostró un hueso largo para ejemplificar que sí pudo determinar que para ser cortado, el asesino utilizó una segueta.
“Esto es un caso de desmembramiento intencional”, sostuvo. “Nosotros vamos a ayudar a reconstruir qué pasó allí, la ciencia en servicio de la verdad y la justicia, que es el lema de Ciencias Forenses”, dijo el doctor hablando frente a tres calaveras, incluyendo la que se encontró en Humacao.
“Este es el lugar donde los muertos enseñan a los vivos”, comentó más adelante.
“La antropología forense es una disciplina que va a ayudar en el trabajo interdisciplinario de una investigación médico legal… el expertise (peritaje) del antropólogo es el hueso”, sostuvo.
Pero el doctor Crespo Torres no solo trabaja en escenas criminales. Como parte de su labor académica, le toca hacerlo con restos indígenas, como lo hizo con el yacimiento del Paso del Indio (Vega Baja), y ha logrado descubrimientos, entre ellos, certificar que hubo indígenas que fallecían por la enfermedad de sífilis mucho antes de la llegada de los europeos a las Américas.
“Me ha tocado trabajar con restos antiquísimos, de mil
años, y también en casos recientes de asesinatos”, señaló el antropólogo.
Su camino en este campo comenzó en las escuelas de Levittown, donde se formó. En ese tiempo tenía una que otra revista Time/Life sobre los indios de México. Su interés lo llevó a la Universidad de Puerto Rico (UPR), luego a la Universidad Estatal de Arizona y finalmente en la Universidad Nacional Autónoma de México donde, incluso, pudo estudiar restos indígenas en las pirámides del yacimiento arqueológico de Teotihuacán.
“Siempre quise combinar dos áreas: la ciencia y la historia”, afirmó.
Crespo Torres mantiene dos oficinas, una en el NCF y otra en el recinto de Río Piedras de la UPR, donde enseña como profesor del Departamento de Sociología y Antropología y es coordinador del Laboratorio de Antropología Forense y Bioarqueología, donde tiene esqueletos de los indígenas de Puerto Rico. Comentó que ha conversado de forma preliminar con el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) para que las osamentas de este organismo pasen a la UPR.
El tema de los indígenas le apasiona, y enfatizó que la gente se enfoca en los taínos, el grupo que habitaba la Isla previo a la llegada de los españoles, pero dijo tener conocimiento de yacimientos en un lugar de Ponce, que hoy alberga un centro comercial, donde asegura que hubo indios hace 4,000 años.
“Lamentablemente, sobre nuestra historia indígena hay investigaciones, pero falta mucho por hacer”, indicó.
Cuestionado sobre algún caso que considere difícil en su trayectoria de décadas, el científico prefirió considerarlos “retantes”, como cuando las víctimas son niños, o cuando se trata de alguien que ha sido desmembrado.
Entre esas experiencias, recuerda un viaje a Guatemala, como invitado de la organización no gubernamental conocida como Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos. Su labor fue supervisar la exhumación de cadáveres, víctimas de la violencia de la guerra civil en ese país, donde militares mataban a personas inocentes, incluyendo niños, en enormes cantidades.
“Obviamente, aquí se habla de masacres cuando hay más de tres muertes. En esas fosas comunes… con 200, 300 cuerpos… Había historias de coyotes peleándose el cuerpo de un bebé… Todavía se me paran los pelos”, compartió todavía impresionado.
Me ha tocado trabajar con restos antiquísimos, de mil años, y también en casos recientes de asesinatos”
DR. EDWIN CRESPO TORRES
ANTROPÓLOGO FORENSE