La vara está alta y la historia juzgará a Ricardo Rosselló”
Ricardo Rosselló acudió el lunes a su cita más importante. El encuentro ante la Asamblea Legislativa y sobre todo, frente a las cámaras del país, lo que representa las bases que marcarán su derrotero en cuanto a su administración. Ya no tiene la mitad de un presupuesto asignado por otro gobernador, como le ocurrió en los primeros seis meses del 2017. Tampoco tiene la faldeta de la excusa de la pasada administración, pues ya tuvo su primer año al mando. Ricardo se enfrentaba el lunes a su realidad. Ahora, o sale adelante o se hunde como administrador.
Demostró en su alocución que está en carrera para el 2020. Si tiene éxito, podría sentar las bases para ser el primer gobernador reelecto desde que su padre lo lograra en el 1996. Si falla, terminará en el depósito de chatarra política. El muchacho está claro. Apostó y puso las cartas sobre la mesa.
Radicó el proyecto para privatizar la Autoridad de Energía Eléctrica. Osada movida ante una Corporación moribunda. No se tiene a primera mano los detalles, más allá que busca bajar el kilovatio hora a menos de 20 centavos, al tiempo que protege empleos y aspira a renovar el viejo andamiaje estructural. La vara está alta y la historia lo juzgará.
El anuncio se hace en momentos en los cuales miles aún están a oscuras. Se distanció de la tardanza y le tiró el lodo al Cuerpo de Ingenieros. Aceptó la culpa de haber creído todo lo que le prometieron y que así, lo vendió pa’ lante haciendo el papelón del siglo. Ese asunto, que ya ha sido mal atendido, pudiera llevarlo a la sepultura política pero decidió jugársela a ver si le sale.
Prometió aumentos salariales a policías y maestros. Asegura que con la reestructuración en ambas agencias se han identificado economías que van a permitir estos aumentos, sin la necesidad de imponer impuestos. Claro, hemos visto cómo el cierre de escuelas y salida de maestros y policías han hecho de estos dos grupos unos más pequeños que hace veinte años atrás. La minoría popular vociferó que miente. Que Hacienda no tiene los recursos económicos en caja para cumplir con esa promesa. Rosselló sonrió y dijo que se equivocan. El Gobe también asegura tener la bendición de la Junta de Control Fiscal en el asunto del Seguro Social de los uniformados y que al igual que el aumento salarial, ya identificó los fondos.
Prometió bajar el IVU a los alimentos procesados de 11.5% a 7%. Esto suena bien. Lo hacen fomentados por la experiencia de haber dejado sin cobro de IVU a restaurantes, cafeterías y fast foods en los últimos meses del pasado año. En esos meses, se vio un aumento en las compras de alimentos pero, usted no puede atribuírselo exclusivamente a esa movida, sino a la realidad de que muchos no tenían luz y se veían obligados a salir a comer afuera. De todos modos, tendremos la oportunidad de ver cómo funciona esta propuesta una vez se le de luz verde.
Ahora, que no se le olvide al gobernador que llegó al poder prometiendo eliminar los 94 impuestos del gobierno popular. El tiempo ha pasado y en 14 meses de mandato, esta reducción del IVU a los alimentos procesados es lo único que ha bajado, y parcialmente. Los otros impuestos siguen haciéndonos muecas en los bolsillos.
El ejecutivo está flotando en una nube pues en Vivienda le llegaron $1,500 millones a ser repartidos en toda la isla para la revitalización de hogares y estructuras. Eso pone el dinero a correr e impacta la economía. Igual ocurrirá en Carreteras, donde vienen otros tantos. En cuanto a la salud, tiene la reforma cubierta por lo menos en los próximos dos años naturales.
Gobernar en estos tiempos es un reto a la imaginación y a la cordura. El lunes tiró sus propuestas. Nos resta sólo esperar y rezar para que le salgan, con el fin de que nuestra situación mejore. Total, a estas alturas del juego, ¿qué podemos perder?, si ya estamos en el fondo del barril.