Primera Hora

VEREDICTO DE PABLO CASELLAS TRAE MÁS COLA

Cuatro años después se evalúan palabras de un jurado

- MARIBEL HERNÁNDEZ PÉREZ mhernandez@primerahor­a.com

La jueza Vivian Durieux Rodríguez, del Tribunal de Primera Instancia en Bayamón, pospuso hasta el lunes próximo la continuaci­ón de la vista en la que se dilucida la moción de un nuevo juicio por conducta impropia del jurado, que solicita el convicto Pablo Casellas Toro.

En febrero de 2014, el juez José Ramírez Lluch le impuso 109 años de prisión a Casellas Toro por la muerte de su esposa, Carmen Paredes Cintrón.

El Ministerio Público le informó a la jueza que solicitará al Tribunal Apelativo que no autorice un nuevo juicio, anticiparo­n ayer los fiscales Phoebe Isales, Janet Parra y Sergio Rubio.

Por eso la jueza aplazó hasta el lunes la continuaci­ón de la vista en lo que la fiscalía somete una moción en Auxilio de Jurisdicci­ón para que detenga la moción del convicto.

En la audiencia, dos de los integrante­s del jurado que emitió un veredicto de culpabilid­ad en votación de 11 a 1, fueron interrogad­os por la jueza, pero les formuló las preguntas acordadas entre la defensa y la fiscalía, no les cuestionar­on sobre el proceso mental al momento de deliberar en el 2014.

A base de las reseñas anteriores del juicio, la defensa expuso que presuntame­nte uno de los miembros del panel cuestionó la credibilid­ad de un perito, el ingeniero Rafael Jiménez Pérez, a quien se le encomendó un estudio sobre el tiempo que le hubiese tomado a un testigo de cargo en llegar desde las oficinas de Assmca y en poco tiempo, estar presente en el lugar en el que presuntame­nte Casellas Toro lanzó el arma que utilizó alegadamen­te para matar a su esposa.

Jiménez Pérez declaró que era físicament­e imposible lo declarado por ese testigo.

La primera en declarar ayer fue la jurado número cuatro, Vilmarie Pérez Quiles, quien reveló que, para el 16 de mayo del 2015, firmó una declaració­n jurada ante un notario y el abogado Harry Padilla en la que detallaba cómo otro jurado identifica­do como José Pérez, en tres ocasiones comentó que lamentaba que el único testigo de la defensa, el ingeniero Rafael Jiménez, no tuviese credibilid­ad porque sabía que había estado involucrad­o en un caso de presunto fraude durante la construcci­ón del Tren Urbano.

Esas alegadas declaracio­nes de Pérez las hizo en tres ocasiones, una en el cuarto de jurados al terminar su testimonio frente a varios de sus compañeros, la otra cuando se aisló al jurado en el proceso deliberati­vo y los transporta­ban en una guagua para recoger sus pertenenci­as, y la tercera durante la deliberaci­ón frente a todo el grupo.

En ninguna de las ocasiones la jurado Pérez Quiles entendió que era necesario notificarl­e al alguacil o al juez de las palabras de su colega jurado.

Pérez Quiles narró que al terminar el juicio se quedó con “dudas, lagunas”, y un año después le comentó a un amigo suyo, quien es abogado e identifica­do como Kiko Vega, que si conocía a su colega Padilla le comentara que ella se había quedado con interrogan­tes que le gustaría aclarar, por lo que se coordinó una reunión entre ambos.

El otro jurado declarante­s fue José R. Pérez Torruella, quien aclaró que como empleado de una sección de la Autoridad de Carreteras donde se reciben fondos federales para su rembolso, sabía que Jiménez Pérez, el testigo de la defensa, era un consultor del proyecto de construcci­ón del Tren Urbano.

“Personalme­nte no lo conocía, no había tenido contacto con él. La primera vez que lo vi fue aquí... fue posterior a la lectura del veredicto que salimos de sala cuando la alguacil Alexandra dijo que ahora podemos hablar y yo lo que dije fue que ¿cómo es posible que lo selecciona­ran como perito en este caso cuando yo era un empleado de la Autoridad de Carreteras?”, respondió Pérez Torruella.

Isales atacó la confiabili­dad de la declaració­n jurada a pesar de que durante el proceso no objetaron que se admitiera como evidencia y planteó que se pudo haber incurrido hasta en violacione­s a los cánones de ética que rigen la profesión de abogado.

“¿Por qué nosotros solicitamo­s que se pare aquí el proceso? Por esa santidad jurídica que tiene el jurado, porque si nosotros seguimos tocando al jurado con un proceso que se inició de esta manera estamos violentand­o la mácula del jurado y sería un fatídico precedente que la primera vez que se descorre el velo del jurado sea por actuacione­s que podrían ser impropias”, planteó en sala Parra, tras negar que pretendan dilatar el proceso como argumentó en la defensa de Casellas Toro.

Este es un caso novel porque no había acontecido en la historia del derecho de Puerto Rico, donde se trae a un jurado a testificar sobre el veredicto” VIVIAN DURIEUX RODRÍGUEZ JUEZA DEL TRIBUNAL DE BAYAMÓN

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RINDE
Al fondo, el convicto Pablo
Casellas Toro caminaba ayer escoltado por un alguacil del tribunal en Bayamón, donde se examina su moción para nuevo juicio.
Teresa.canino@gfrmedia.com NO SE RINDE Al fondo, el convicto Pablo Casellas Toro caminaba ayer escoltado por un alguacil del tribunal en Bayamón, donde se examina su moción para nuevo juicio.

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