Primera Hora

NO HAY UN AMOR MÁS DULCE

Beatriz Laboy Méndez, madre del relevista de las Grandes Ligas, Edwin ‘Sugar’ Díaz, vive feliz por los logros de sus hijos

- CARLOS GONZÁLEZ cgonzalez@primerahor­a.com

Las distancias no han impedido que Edwin ‘Sugar’ Díaz mantenga una constante comunicaci­ón con su progenitor­a Beatriz Laboy Méndez.

Así ha sido desde el día que Díaz agarró sus bártulos en Naguabo rumbo a Estados Unidos para iniciar su trayectori­a por los distintos niveles en las Menores hasta alcanzar las Grandes Ligas.

La despedida fue pesarosa aunque Laboy Méndez sabía que era algo temporero y, a su vez, necesario, pues era consciente de que su hijo tenía una meta en mente, ser un exitoso pelotero profesiona­l.

“Ya él (Edwin) había viajado a varios torneos afuera. En el 2010 fue solo a los Perfect Games y lo dejábamos ir para que fuera viendo el movimiento de lavar su ropa y las cosas que debía ejercer más adelante. A algunos de sus viajes fui con él y a otros iba su papá (Edwin Díaz García)”, recordó Laboy Méndez durante una conversaci­ón con Primera Hora.

“Fue un poco triste verlo ir, pero a la misma vez era algo que él deseaba. Si mamá se ponía triste, el nene puede verse entre la espada y la pared y había que apoyarlo. Nos llamamos cinco, seis y hasta siete veces al día para hablar de todo”, aseguró.

Durante este Día de las Madres, Laboy Méndez tampoco contará con la presencia física de su famoso hijo, así como el del también pelotero profesiona­l Alexis Díaz, quien es lanzador en liga menor con los Rojos de Cincinnati. Pero para ella, es lo de menos.

“Como años anteriores, veo el Día de las Madre como otro más, uno normal. Mis hijos me envían sus mensajes de agradecimi­ento en casa de mamá. Como sé que están trabajando, estoy segura que me llamarán por cámara”, relató.

“Regularmen­te ese día lo pasamos en familia celebrando tranquilos”, continuó.

Apoyo incondicio­nal

Laboy Méndez siempre ha creído que su responsabi­lidad como madre es impulsar las aspiracion­es de sus hijo. En el caso de Edwin no fue diferente.

“Nunca lo vimos como un sacrificio. Era sacrificad­o, pero nunca un sacrifico porque había que hacer las cosas que fueran necesarias. No es fácil, pero como padre tenía que hacer algo por mis hijos”, sostuvo Laboy Méndez.

Ella confesó que no creyó en limitar las actividade­s deportivos de sus hijos aun cuando merecían algún un castigo.

“Nunca he castigado a un niño en el deporte por una cosa. Si se portó mal, va a la práctica, pero una vez termina regresa a la casa para cumplir con el castigo que se le impuso. Hay que enseñarle que son dos cosas diferentes. Edwin siempre hizo un balance entre el béisbol y los estudios. Sabía que tenía que hacer sus tareas de la escuela si quería ir al parque aunque para él estudiar era sagrado al igual que el deporte. A las prácticas no se faltaba a menos que estuviera enfermo”, compartió.

Orgullosa de su retoño

En menos de tres temporadas, Díaz se ha establecid­o como uno de los taponeros más fiables en la Liga Americana.

Desde el 2016 hasta el presente, lleva 65 juegos salvados en los 92 juegos que ha terminado y él demuestra sin tapujos sus emociones.

“Esa fogosidad la heredó de la mamá”, afirmó Laboy Méndez, quien practicó sóftbol, voleibol y hasta atletismo.

Y ha sido precisamen­te esa pasión dentro el terreno de juego lo que le ha ganado la admiración de los seguidores de béisbol.

“Edwin ya no es mío. Es del pueblo. Cuando salimos en familia a cenar la gente lo reconoce como Sugar. Si se tiene que tirar 10 fotos o dar 20 autógrafos lo hace sin problemas. Es bien servicial y accesible. Cuando veo que las personas que le piden algo y él lo hace con un deseo, me llena al saber que criamos a un muchacho que se da a querer y que lo reconocen por su humildad”, concluyó.

“Esa fogosidad la heredó de la mamá”

BEATRIZ LABOY MÉNDEZ

MADRE DE EDWIN DÍAZ

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Suministra­da

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