No le ha quitado pasión a su maternidad
para separarse de su Keylla Hernández se prepara que tanto a él como hijo mayor, pero le tranquiliza para manejarse solos al menor les dio las herramientas
Los hijos son prestados.
A los hijos hay que darle alas para volar.
Por más bonitas que suenen y por más reales que sean estas frases, eso no le resta a la mescolanza de emociones que provoca la partida de los hijos en busca de su crecimiento personal y profesional.
El síndrome del nido vacío puede convertirse en un dolor profundo para los padres y madres, aunque las estadísticas apuntan a que les afecta más a las mujeres. Pero eso es parte de vivir y dentro de la tristeza que pueda despertar hay que ganarle sonrisas al proceso.
En esa etapa de despegue está la periodista Keylla Hernández ante partida inminente de su hijo mayor, Kevin Gabriel, que a partir del 18 de junio comienza estudios en la Universidad de Miami.
Ella evita pensar en esa despedida. La angustia, sin embargo, está involucrada en todo el proceso y al mismo tiempo visualizando la nueva experiencia de concentrarse en la crianza del menor, Gustavo Andrés, de 13 años.
“Él siempre dijo que quería
estudiar fuera, que se quería ir. Pero siempre pensé que lo podíamos convencer de que se quedara. Las cosas aquí no nos permitieron convencerlo lo suficiente como para que se quedara”, lamentó.
“A nosotros nos da sentimiento como si fuera pérdida, porque se va de la casa, pero a la misma vez me siento confiada porque él está ready. Es una persona segura, independiente, sabe tomar decisiones. Los miedos que me pueda generar su salida a una universidad fuera del País es lo que pueda haber en su entorno, porque hay cosas que nosotros no controlamos, y eso sí me angustia y mucho”.
La reportera ancla del matutino Noticentro al amanecer, de Wapa, es alcahueta, consentidora, cómplice y la mejor cheerleader para gritar en los juegos de soccer del menor.
“Soy una mamá muy estructurada, pero soy una mamá que quiero estar en todo con ellos, en sus actividades de la escuela, en sus actividades deportivas, en sus enojos, en sus alegrías. Me gusta complacer lo que quieran comer, lo que quieran vestir; soy una mamá embelequera, que le gusta crear experiencias que sean memorables para ellos. Un cumpleaños es una producción y así ha sido siempre”, compartió.
Ser paciente de cáncer es una realidad invisible en la dinámica que se da con sus hijos. Ella ha tratado de mantenerse al mismo ritmo, aunque ha habido momentos en que se obliga a detenerse para no afectar el proceso del tratamiento.
“En el entorno del día completo uno no se da cuenta, porque si ella se siente mal, quizás nosotros nos damos cuenta, pero lo disimula tan bien que es como si fuese un día normal”, comentó Kevin Gabriel, de 17 años. Igualmente, Gustavo Andrés la observa como una madre responsable, que le enseñó a respetar a todo el mundo por igual y con quien contempla tendrá una relación aún más estrecha con la ausencia de su hermano, a quien anticipó que extrañará para hacer sus tareas escolares, pero no así cuando vaya a jugar Playstation.
“Ellos no perciben un cambio dramático como se le asocia a un paciente con esta enfermedad, porque de verdad que se les olvida. Ellos, ‘mami, vamos pa’quí, vamos pa’llá’, y yo quisiera complacerlos en todo, pero no puedo y no puedo porque esté en cama, sino porque reconozco que volvemos atrás y es yo no lo puedo hacer. Entonces hemos tenido situaciones en las que hemos tenido que hacer una referencia porque tengo que descansar” expuso.
Actualmente Hernández se encuentra estable dentro de la enfermedad de cáncer de pulmón con metástasis en hígado, y su físico es el mejor reflejo de ello.
“De hecho, he ganado hasta peso que eso para mí no es bueno, porque la ropa no me sirve. Pero para efectos de la enfermedad es una señal de que estoy estable, que es una palabra clave”, detalló.
“Por lo demás, en el mismo compás de mantenimiento y observación, y en determinado momento cuando lo que estamos haciendo no necesariamente funciona, vendrá otra fase. Pero estoy tranquila”.
Creo que va a ser una etapa interesante porque nos vamos a conectar por la tecnología. Imagino que viviré amarrada al celular. Visualizo que va a ser quizás más tranquilo en el sentido de que no va a haber gallera, pero va a haber vacío”
KEYLLA HERNÁNDEZ SOBRE LA PRÓXIMA PARTIDA DEL MAYOR DE SUS DOS HIJOS