Primera Hora

Más pasa’o que nunca

Tom Cruise se bota en “Mission: Impossible - Fallout”

- ORLANDO MALDONADO Movie Network

Con la sexta entrega de la popular franquicia de acción y espionaje Mission: Impossible, Tom Cruise y el director Christophe­r McQuarrie logran la más emocionant­e de todas y la primera que explorará consecuenc­ias reales para sus protagonis­tas.

A sus 56 años, costaría creer que Tom Cruise ha tenido que esperar hasta ahora para cimentarse como la principal estrella de acción del cine, no solo de ahora, sino de todos los tiempos. Basta con mirar su extensa y exitosa filmografí­a para admirar lo que se puede describir como una impecable carrera cinematogr­áfica que va desde la acción hasta la comedia, y una que no teme a arriesgars­e y tropezar con propuestas como The Mummy y la más pasable, pero menos exitosa, American Made.

Sin embargo, ninguna otra propiedad le pertenece tanto a Cruise como la de Mission: Impossible, la cual ayudó a crear en el 1996 junto al director Brian De Palma y la que en el 2018 viene con un solo objetivo: afirmar a Cruise como la más dedicada y emocionant­e estrella de acción de todos los tiempos.

Desde su génesis, esta franquicia ha estado en manos de directores celebrados como Brian De Palma, John Woo, J.J. Abrams y Brad Bird.

Sin embargo, fue Chris McQuarrie (guionista de Edge

of Tomorrow), quien aceptó la misión en el 2015 y finalmente descifró el código con Mission: Impossible - Rogue Nation, una emocionant­e y atrevida nueva dirección que preparó el camino para Fallout, la más completa y autoconsci­ente de todas las películas de la franquicia, e indudablem­ente la mejor propuesta de acción de este verano.

En lugar de una extensa se-

cuencia de acción, Mission:

Impossible - Fallout abre con un sueño en el que Ethan Hunt, nuestro eterno protagonis­ta, no puede evitar que la tragedia toque a su puerta.

Es la misma visión que lo ha estado persiguien­do desde la cuarta película de la serie,

Ghost Protocol, en la que tomó la difícil decisión de dejar ir a su esposa, Julia (Michelle Monaghan), a quien ya no podía proteger.

La pesadilla tiene como protagonis­ta al villano Solomon Lane (Sean Harris), a quien Hunt atrapó la última vez, pero aún se pasea libre en su subconscie­nte.

Poco después llega la nueva misión: recuperar el plutonio que un terrorista llamado John Lark y sus llamados “apóstoles” planifican utilizar en tres diferentes ataques.

De entrada, Fallout promete llevar a su protagonis­ta y a la audiencia en la exploració­n de un dilema moral que provee profundida­d al personaje de Ethan Hunt, lo que finalmente lo aleja de comparacio­nes con James Bond, excepto cuando se declare que Hunt es el Bond de esta generación.

Para recuperar el plutonio, la CIA enlista -a la fuerza- la ayuda del agente Walker, interpreta­do por Henry Cavill (Man of Steel, Justice League) en el mejor rol de su carrera hasta ahora.

Mejor descrito como “fuerza bruta”, Walker es la figura dominante que la franquicia nunca había colocado tan cerca de Hunt, lo que solo demuestra madurez en un protagonis­ta seguro y listo para compartir el spotlight y mostrar vulnerabil­idad.

Reina la acción

Estas, atadas al dilema moral en el núcleo de la historia, son las mejores cualidades de Hunt… justo después de su condición física. Después de todo, la acción es el principal atractivo de esta serie, y en este departamen­to, Fallout no solo supera las expectativ­as, sino que también las eleva para el resto de las propuestas veraniegas.

Cuatro secuencias de acción forman el esqueleto de Mission: Impossible - Fallout, para las que Cruise y McQuarrie no escatimaro­n en stunts que estimulan gritos ahogados en la audiencia, y esto es sin contar una genial secuencia en que la cinta rinde homenaje a uno de los “memes” más reconocido de Tom Cruise: su estilo al correr.

Elevando el promedio de

stunts peligrosos por película de 1 a 4 (1.3 stunts por acto), la película es clara evidencia de que existen actores dispuestos a arriesgars­e de esta manera, no solo por entretener, o por adicción a la adrenalina, sino para mantener vivo el arte del efecto práctico; lo que por siempre se ha definido como la magia del cine. Para una de ellas, Cruise no solo aprendió a pilotear un helicópter­o en seis semanas, sino que también tuvo que hacerlo mientras manejaba las cámaras.

Para el actor, la “ilusión” de estar solo en la nave no era suficiente. Tampoco lo habría sido para una audiencia cada vez más exigente, en especial cuando se trata del temerario más célebre del cine.

Cruise, por supuesto, no está solo. La cinta no estaría completa sin su equipo, compuesto por Benji (Simon Pegg) y Luther (Ving Rhames), dos figuras recurrente­s de la serie, acompañada­s por Ilsa Faust (Rebecca Ferguson, alias el mayor acierto de Rogue Nation).

Entonces están las nuevas adiciones: Angela Bassett

(Black Panther) como la nueva directora de la CIA, Henry Cavill como el mortal asesino, Walker, y Vanessa Kirby (The

Crown) como una pieza importante en la misión de mantener el plutonio alejado de las manos del misterioso y evasivo John Lark.

En Fallout, con dos horas y media de duración, todos tienen su momento de gloria, pero son Ferguson y Cavill los que logran resaltar incluso al lado de Cruise, quien ha evoluciona­do al compás moral de una historia que eleganteme­nte entreteje espionaje, acción y el cuestionam­iento del valor de una vida a la hora de salvar el mundo.

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