Bajo la sombra de papi y mami
Irse de casa es difícil, pero podría asegurar la salud emocional
Ante la escasez de empleo, quedarse a vivir con los padres surge como una opción. Sin embargo, después de los 18 años, cuando ya se es adulto, esta dinámica puede producir incomodidades que desembocan en un martirio emocional tanto para los hijos como para sus progenitores.
Esa situación se representó anoche en la serie No me compares, por Univisión Puerto Rico y “on demand” en Primerahora.com, cuando se reveló que “Bruno” (Rafa Pabón) vive en la calle. Aun así, este joven es más feliz en su callejón personal que cuando estaba sometido al yugo de su papá, interpretado por Willie Denton. Resulta que “Bruno” sueña con ser cantante de música urbana, pero para su familia esa meta es una vergüenza.
En la ficción de una serie televisiva, el conflicto se reduce a lo que pueda mostrar un episodio. En la vida real, en cambio, permanecer en el seno familiar conlleva sacrificios psicológicos más significativos. Según estudios de la Organización de las Naciones Unidas, 63% de los jóvenes mayores de 21 años que viven con papá y mamá reportan sentirse frustrados o, como se dice en Estados Unidos, unos “loosers”.
A continuación, te ofrecemos razones que ofrecen los sitios Psicosupervivencia y Red Cenit para que te animes a independizarte.
1. Podrías estancarte - El psicólogo evolutivo Erik Erikson usa los térmi- nos generatividad versus estancamiento para referirse a lo que puede ocurrir después que cumples 21 años: o alargas la adolescencia por un periodo que no le corresponde o te independizas y sientas la base para unos 30 y 40 mejor planificados.
2. Te quedas sin aprender - Si no pasas por las dificultades propias de la adultez temprana porque papi y mami te resuelven todo, podría hacerse tarde para aprobar los “exámenes de la vida” cuando tengas una pareja estable.
3. Tus padres lo resienten - Aunque no te lo confiesen, es probable que tus padres tuvieran planes para cuando sus hijos se fueran del hogar. Contigo ahí, esas metas se vuelven irrealizables.
4. Te sometes a sus reglas - Si dependes económicamente de tus padres, no eres quién para exigir reglas distintas a las que ellos te impongan. Eventualmente, aun siendo adulto, podrías reprimirte o censurar tus opiniones por miedo a perder su apoyo.
5. Alargas la sombra de tus padres Mientras más tiempo permanezcas junto a ellos, más les cedes poder sobre qué quieres hacer con tu vida. Es probable que tus padres ya hayan tomado esas decisiones por ti. Por ejemplo, si tienen un negocio propio esperarán que seas tú quien se encargue de este cuando ellos no puedan.