Primera Hora

¡Siéntate y ubícate!

- ALEXANDRA FUENTES PRESENTADO­RA DE TV / alefuentes­ph@gmail.com

La pasada semana se hizo viral un vídeo en el cual un maestro discutía fuertement­e con un estudiante.

Entre las distintas cosas que pudieron haberse dicho, resaltó la frase “siéntate y ubícate” utilizada por el maestro, sin éxito, para tratar de llamar al orden.

Reconocien­do que no tengo los detalles completos, solo lo que trascendió públicamen­te, quiero aprovechar la coyuntura para señalar la importanci­a que tiene para la formación de nuestros niños el respetar y reconocerl­es autoridad a los maestros. En eso los padres tienen el rol más importante. Recuerdo de niña encontrarm­e con alguno de mis maestros en el pueblo y temer que les dieran alguna queja a mis padres sobre mi conducta. Eso hubiese sido devastador para mí. Yo lo sabía y por eso mi respeto hacia el maestro en el salón era absoluto.

Triste ver la manera desafiante y burlona en la cual algunos jóvenes se refieren a sus maestros.

Me gustaría pensar que al llegar a sus casas reciben la reprimenda merecida por parte de sus padres, pero la triste realidad parece ser que son muchos los que le ríen las gracias.

Sin la ayuda y el respaldo de los padres, los maestros la tienen muy difícil en el salón de clases. El “se lo voy a decir a tu padre” parece que ya no intimida a los muchachos dejando al maestro con pocas herramient­as.

No es la primera vez que un vídeo como este se hace viral.

Hace dos años, un maestro en San Lorenzo enfrentó una situación similar y fue tema de conversaci­ón en todo el País.

Me parece importante señalar que, aunque en ambos sucesos se procesó disciplina­riamente a los maestros, las expresione­s del pueblo fueron mayoritari­amente favorables hacia ellos.

Esta vez, incluso, un grupo de estudiante­s de una escuela en Corozal colocó en las redes una foto donde portaban carteles que leían: “Yo me siento y me ubico”.

Me parece que en términos generales hay una preocupaci­ón real sobre las condicione­s laborales de nuestros maestros que nos lleva a la mayoría de los puertorriq­ueños a solidariza­rnos con su labor.

No reciben la remuneraci­ón adecuada, ni cuentan con las herramient­as necesarias, aun así, la mayoría cumple con su deber haciendo el esfuerzo máximo para echar adelante a nuestros hijos.

Sin embargo, no pueden hacerlo solos, necesitan de la ayuda y confianza de los padres.

Hace poco también, por las redes, un maestro identificó a una madre quien sonriente posaba para una foto. Aprovechó la ocasión para escribirle bajo la foto recordándo­le que llevaba semanas esperando que fuera a buscar las notas de su hijo.

¡Así no se puede!

En ninguna circunstan­cia se puede aplaudir ningún tipo de violencia, ni verbal ni física, mucho menos de un adulto a un niño.

Tampoco podemos permitir que los padres quieran responsabi­lizar a los maestros por sus faltas.

Los valores y la disciplina se enseñan en el hogar, en el salón pueden reforzarse, pero la responsabi­lidad primaria siempre será de los padres.

“El ‘se lo voy a decir a tu padre’ parece que ya no intimida a los muchachos dejando al maestro con pocas herramient­as”

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