Denuncia negligencia en otro caso
Su viaje se convirtió en una pesadilla.
Ivelisse Cruz Martínez denunció la inacción de policías adscritos al cuartel de Peñuelas cuando su esposo, José Borrero Martínez, llamó por ayuda al Sistema de Emergencias 9-1-1 y, presuntamente, ignoraron su pedido de auxilio, lo que desembocó en su muerte.
Esta trágica historia surgió durante la denominada “Manifestación de la indignación”, que llevó a cabo la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER), frente al Cuartel General de la Policía en Hato Rey, para protestar sobre la manera en la que el Negociado de la Policía llevó a cabo la investigación de la desaparición del empleado de la Autoridad de Energía Eléctrica, Francisco A. Chevrés Rivera, cuyo cadáver fue encontrado cinco días más tarde en la parte trasera de su guagua la cual estaba bajo custodia de las autoridades.
Cruz Martínez, que llevaba colgada la foto de su esposo pendiendo de una cinta negra, narró
que en víspera del Día de las Madres su esposo le regaló un viaje a Miami para que visitara a una amiga sobreviviente de cáncer y a una prima.
Como llegó a las 5:00 a.m. a su hogar, Cruz Martínez se acostó a dormir y al despertar vio que en su teléfono celular tenía numerosas llamadas perdidas de su vecina, ya que Borrero Martínez no respondía al ser procurado en su hogar. Fueron los compañeros de la Central Costa Sur quienes rompieron el portón y lo encontraron muerto.
Luego la viuda supo que él llamó a las 8:50 a.m. al Sistema de Emergencias 9-1-1 para pedir ayuda. Su residencia ubica en el pueblo de Peñuelas donde la estación de Bomberos está a dos minutos y a otra corta distancia ubica el cuartel de la Policía, pero las autoridades -que llegaron más de media hora después- no tomaron acción porque pensaron que era una broma, ya que nadie respondió.
“Yo estoy en tratamiento psicológico porque ¿sabes lo que es estar el Día de las Madres identificando a tu esposo? Ha sido horrible, de verdad. Es una pesadilla y no quiero que los muchachos de la UTIER, ni ningún ser humano, pase lo que estoy pasando. Yo entiendo que a ellos (los policías) les tienen que dar el sueldo que se merecen, pero no pueden jugar con la vida de los seres humanos, porque ellos juraron proteger a los ciudadanos y no estar ahí por un maldito cheque”, dijo llorando la mujer.
Según la viuda, en el informe policíaco no se indica que su esposo había vomitado en la cama, ni se atendió la escena como exige el protocolo. Aseguró que el fiscal a cargo ordenó el levantamiento del cadáver por teléfono, que no se presentó el Negociado de Ciencias Forenses y que no tomaron fotos de la escena.
Su hijo, que estudia en la zona metropolitana, le contó que cuando llegó a Peñuelas arribó la ambulancia.
La mujer aseguró que también se ha visto atrapada en la burocracia de la agencia para tramitar los beneficios que le corresponden.