Primera Hora

DOLOROSA LA BÚSQUEDA DE UN FUTURO MEJOR

Al sacar cuenta de lo que recibiría en su retiro, la realidad golpeó al agente Mejías, quien no podría mantener a su familia por lo que tuvo que renunciar

- MARIBEL HERNÁNDEZ PÉREZ maribel.hernandez@gfrmedia.com

Fue un doble retiro. Renunció a la Policía y se separó de su Isla.

En busca de una mejor calidad de vida para su hijo enfermo, y con la meta de obtener un retiro digno, el pasado 16 de octubre el agente Héctor L. Mejías Medina, con 20 años en el Negociado de la Policía, vio en Estados Unidos un futuro mejor.

Berríos Medina, quien se desempeñab­a como mensajero de la comandanci­a de área de Ponce, estimó que al cabo de su retiro de la agencia recibiría un pago de solo $560 mensuales, sin derecho a plan médico ni mucho menos a los beneficios del seguro social.

Ante este tétrico panorama, el agente de 43 años de edad, se encomendó a Dios y vendió todas las pertenenci­as, las que junto a su esposa había adquirido luego de mucho trabajo.

La decisión fue dolorosa, sacrificad­a e injusta, para Berríos Medina, quien ha intentado abrirse paso en este nuevo escenario. Mientras reajusta su vida, tiene dos trabajos en el área de seguridad para sobrevivir.

“Tenía una carrera en la Policía, la cual amaba mucho. Lo que me empujó a dejar la Policía fue la salud de mi hijo y el futuro de mis hijos, porque cuando yo me retirara no iba a poder tener nada para poder sustentarl­os. Cuando me retirara no iba a tener seguro médico, no iba a tener un retiro digno para vivir, porque tendría que seguir trabajando hasta que fuera anciano”, expresó con pesar.

Tenía una carrera en la Policía, la cual amaba mucho. Lo que me empujó a dejar la Policía fue la salud… y el futuro de mis hijos, porque cuando me retirara no iba a poder tener nada para poder sustentarl­os”

HÉCTOR L. MEJÍAS MEDINA / EXAGENTE POLICÍA DE PUERTO RICO

Su hijo de dos años nació con hidrocefal­ia y con una condición en la sangre que requiere de tratamient­os especiales. También tiene una niña de 13 años para quien anhela una mejor educación.

Ahora él y su familia residen en Fort Lauderdale, Florida, donde se sienten solos, pero evalúan la posibilida­d de mudarse más al centro una vez consiga un trabajo fijo con beneficios de plan médico, seguro social y un plan de retiro 401K, el cual solicitó ya.

“Ha sido bien duro, porque tuve que vender todas mis pertenenci­as para tener un sustento acá y alquilar un apartament­o. Tuve que alquilar mi casa, dejar a mi mamá y a mi familia, que son mayores de edad, y yo era el que siempre estaba cuidándolo­s. La situación en Puerto Rico fue la que me impulsó a tener que salir a buscar un mejor futuro para mi familia”, sostuvo apenado.

Su renuncia, ya que no cualificó para acogerse al Programa de Transición Voluntaria, sería efectiva en abril del 2019, una vez termine de agotar todos los días acumulados por su licencia de enfermedad y de vacaciones.

No los juzgan

El agente de la Unidad Motorizada de Río Grande, Bryan Aldarondo, no critica a los policías que renunciaro­n al Negociado y en la coyuntura de la crisis y el éxodo de ciudadanos a Estados Unidos -tras el azote de María- buscando un mejor futuro.

“El policía está bien mientras está trabajando, pero con todos los beneficios que nos han quitado… Soy uno de esos que perdió el retiro, tanto que aporté y no sé dónde paró ese dinero”, respondió Aldarondo, quien no ha pensado en irse pues “cuando tienes una profesión que te apasiona, que te gusta hacer a diario… uno siente esa motivación cada día de seguir pertenecie­ndo al honroso cuerpo policíaco”.

A su vez, lamentó que hayan perdido el beneficio de recibir un 80% de su salario en caso de quedar incapacita­do por un incidente laboral.

Mientras, la agente Ana Rivera Córdova, con 33 años de servicio, detalló que se ha quedado esperando que cambien los beneficios del retiro, ya que en la actualidad tendría que jubilarse con un 44% de su salario. Antes de los cambios en el 2013 bajo la Ley 3, firmada por el gobernador Alejandro García Padilla, tenía derecho al 65%.

“He tenido que permanecer en la Policía. Los que han logrado irse no se han ido muy contentos, porque se han ido también con el por ciento de indigencia... Quisiera retirarme, pero tendría que buscar un ‘part-timecito’ a ver si el seguro social lo puedo cotizar de cinco a diez años para poder tener algo ahí para bandearme”, lamentó.

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NO VEÍAOTRA SALIDA. Héctor L. MejíasMedi­na, cuyo hijo necesita tratamient­os especializ­ados de salud, no podía esperar 15 años más en la agencia para recibir $560 mensuales de retiro.

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