Primera Hora

MAESTROS DICEN QUE EL VAGÓN ESTÁ MEJOR QUE EL SALÓN

Escuela de Educación Especial destaca la eficiencia del singular espacio

- FEMMY IRIZARRY ÁLVAREZ femmy.irizarry@gfrmedia.com

Para los maestros de la escuela especial de la comunidad Ludovico Costoso, en Bayamón, lo mejor que les ha pasado es tener un vagón para impartir sus clases.

Como ocurrió en muchos planteles, los módulos se instalaron inicialmen­te por un corto periodo de tiempo -en agosto de 2018luego del paso del huracán María. La idea era utilizarlo­s en lo que se completaba­n las reparacion­es en los planteles, trabajos que continúan en la actualidad.

Primera Hora visitó la escuela donde la maestra de Educación Especial, Amy Ríos, da clases en dos vagones unidos. Allí, siete estudiante­s de tercer grado -con diversas limitacion­es, como autismo y varios en sillas de ruedas- reciben el pan de la enseñanza.

Para la educadora, “la experienci­a ha sido positiva porque, por lo general, todos los salones de la escuela son pequeños”.

Así que el salón-vagón, con capacidad para 12 alumnos, resultó más grande que los otros.

El módulo tiene acondicion­ador de aire y suficiente área para colocar mesas y otros instrument­os necesarios para atender a los estudiante­s que oscilan entre los 7 y 8 años.

“El vagón ha sido una bendición”, insistió la educadora.

En este plantel, con una matrícula de 92 estudiante­s entre los 3 a 21 años, se atienden alumnos con condicione­s diversas y complejas; reciben las materias básicas adaptadas de parte de 21 maestros -hay 39 asistentes- pero también participan de programas como Vida Independie­nte.

Como parte de la diversidad, en este plantel hay niños que usan sonda de alimentaci­ón gástrica o una cánula de traqueotom­ía. Mientras que en el comedor se trabajan con 28 dietas diferentes.

La directora Jessica Santiago, con una maestría en Educación Especial y una subespecia­lidad en autismo, aceptó que el lugar es pequeño y de ahí la importanci­a que el vagón permanezca en el plantel.

El secretario de Educación, Eligio Hernández, estableció que una vez finalicen los trabajos programado­s en una escuela se moverían a otra para continuar con el programa de mejoras a los planteles.

Sin embargo, aquí el vagón le ha dado un respiro a los maestros que ahora pueden tener diez estudiante­s, como máximo, por salón. También los alumnos han sido movidos a los dos salones reparados. En ocasiones había 13 estudiante­s por clase.

“Realmente, el vagón ha sido de bendición para nuestra escuelita; es grande, es amplio y pudimos ampliar la matrícula de la escuela y tener otros estudiante­s que requieran el servicio”, sostuvo Santiago.

“En el caso de nosotros, al tener una población de educación especial tan diversa, es vital tener el vagón en la escuela… teniendo en cuenta que la escuelita es la única de educación especial en la región de Bayamón”, sostuvo.

Otra alternativ­a que han discutido los maestros es mudarse a una estructura en desuso para ampliar la matrícula y ofrecerle otros servicios a los estudiante­s. También aspiran a tener un centro de cómputos más grande.

La experienci­a ha sido positiva, porque por lo general todos los salones de la escuela son pequeños”

AMY RÍOS

MAESTRA DE LA ESCUELA ESPECIAL DE LA COMUNIDAD LUDOVICO COSTOSO

 ?? juan.luis@gfrmedia.com ?? AFINIDAD. La maestra Amy Ríos da clases a su grupo dentro de uno de los módulos. Abajo, se aprecia la amplitud del vagón, habilitado con todo lo necesario para el aprendizaj­e.
juan.luis@gfrmedia.com AFINIDAD. La maestra Amy Ríos da clases a su grupo dentro de uno de los módulos. Abajo, se aprecia la amplitud del vagón, habilitado con todo lo necesario para el aprendizaj­e.
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