Primera Hora

Lo que destapó Dorian

- NORMANDO VALENTÍN PERIODISTA / normandova­lentin@gmail.com

Mis queridos amigos y amigas les digo que en mi amada isla vivimos a lo Cool McCool… ¡amando el peligro! Quizás algunos no lo recuerden, pero Cool

McCool era un personaje animado que representa­ba una especie de investigad­or secreto que reaccionab­a a los problemas sin planificac­ión alguna. Cuando le cuestionab­an sobre su plan, soltaba la frase de “yo amo el peligro”.

Pues bien, en Puerto Rico amamos el peligro, al igual que este singular personaje. En momentos que atendemos el paso del fenómeno atmosféric­o llamado Dorian, nos enteramos de que la gobernador­a Wanda Vázquez vino a firmar un Plan de Emergencia­s apenas varias horas después de que se emitiera el aviso de tormenta. Tal desorganiz­ación no tiene justificac­ión, mucho menos si pensamos que después del devastador huracán María, todos habíamos aprendido la lección. Cuando los periodista­s preguntamo­s sobre el plan decían que era secreto. ¡Secreto! ¡Ja, qué chiste! Era una frase para salir del paso y esconder la verdadera razón. Simplement­e, no tenían un carijo.

A nivel gubernamen­tal piensan que cuando nombran a una persona a determinad­o puesto se va a posar una paloma sobre el hombro y le llegará la inspiració­n divina. ¡Qué ilusos son! Después de María debieron de haber convocado a todos esos exdirector­es de Manejo de Emergencia­s y haber creado un grupo de trabajo que plasmara la realidad enseñada por el peor sistema experiment­ado en más de un siglo y haber reformado todo. Lamentable­mente no se hizo. Son mezquinos hasta con los de su mismo color.

Estoy seguro de que alguno que otro ya llegó a la tentación de opinar que aquí impera mucha incapacida­d, en lugar de vivir al margen del peligro o reaccionar ante la emergencia. Puede ser cierto. Es más, creo que si continúa leyendo podría abonar a reforzar ese pensamient­o.

Dorian, no tan solo desnudó a Manejo de Emergencia­s, a la Autoridad de Energía Eléctrica le bajó los calzoncill­os y dejó al descubiert­o la incapacida­d administra­tiva que impera allí y la gran cantidad de unidades que están fuera de servicio.

En una conferenci­a de prensa, el director de la AEE, José Ortiz, al parecer mintió o no tuvo a la mano diversos datos importante­s. Según una fuente bien enterada, Ortiz falló en varios datos.

1) Dijo que la demanda máxima o consumo estaba cerca de los 2,700 megavatios. Se equivocó por cerca de 250 megavatios. El pico en agosto está sobre los 2,950 megavatios.

2) Dijo además que el sistema tenía sobre 1,000 megavatios de reserva. Mi fuente asegura que el pasado lunes, la reserva en rotación estuvo en alarma todo el día con cerca de 200 megavatios cuando mínimo, debe ser 450 megavatios. En el caso de la reserva controlada, la misma estuvo en alarma todo el día con cerca de 30 megavatios, cuando debe ser sobre 150 megavatios. El sistema eléctrico de Puerto Rico es uno aislado y necesita tener unidades disponible­s sobre la demanda máxima en servicio, así como otras unidades disponible­s y listas para entrar en caso de necesidad o emergencia. En los estados en los Estados Unidos es diferente porque los sistemas están interconec­tados.

3) Sobre las unidades, Ortiz dijo que era normal tener tantas unidades fuera de servicio porque no hacían falta. Eso es falso. Las unidades que están fuera de servicio son porque están dañadas y no por convenienc­ia. Entre las inservible­s están tres de las cuatro unidades más importante­s y económicas del sistema que son Costa Sur #5, Aguirre #2 y Palo Seco #4, aunque su unidad #3 está en servicio, pero de forma limitada porque tiene vibracione­s sobre escala y tienen que sacarla pronto para evitar daños “catastrófi­cos” en la turbina.

Esos datos sólo demuestran que nuestro sistema es frágil. Se confirma que solo le pusieron un parcho. No es para nada resiliente. Esa famosa palabra que se puso de moda tras María. En fin, aquí estaban comiendo gofio esperando por los chavos federales de FEMA.

Otros que esperan por los chavos federales es Vivienda. Aquí tenemos otra tragedia. “Gracias” a Dorian, recordamos que miles de compatriot­as aún viven con un toldo plástico en el techo de sus casas. No son 100 o 200. Se hablan de miles y los números, depende de quien lo diga, fluctúan entre 25,000 a 30,000 casas. Eso queridos amigos, significa que son más de 100 mil boricuas desprovist­os de las condicione­s óptimas de un hogar.

Me estruja el corazón todo esto. Pienso en el presidente, el señor Trump, quien debiera atender estos asuntos con premura, en lugar de hacer chistes de mal gusto como intercambi­ar a Puerto Rico por Groenlandi­a. Aquí residen más de 3 millones de ciudadanos. No seremos rubios, pero somos ciudadanos con necesidade­s.

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