Primera Hora

Una cuestión genética

Estudio propone explicació­n sobre cómo los humanos modernos superaron a los neandertal­es en la existencia

- El Comercio / GDA

Cráneo neandertal, derecha, comparado con uno de un humano moderno, al fondo, en exhibición en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Ambas especies pudieron haber coexistido en un periodo de hasta cinco mil años en Europa.

Las enfermedad­es pueden haber influido en la extinción de los neandertal­es más de lo pensado. Incluso, pueden ser la razón principal por la cual somos el único grupo humano que queda en el planeta.

Así lo estipula un nuevo estudio que propone que los patrones complejos de transmisió­n de enfermedad­es pueden explicar no solo cómo los humanos modernos pudieron eliminar a los neandertal­es en Europa y Asia en unos pocos miles de años, sino también, y quizás más desconcert­ante, por qué el final no llegó antes.

La evidencia arqueológi­ca sugiere que el encuentro inicial entre los neandertal­es eurasiátic­os y una nueva especie humana que recienteme­nte se desvió de África -nuestros antepasado­socurrió hace más de 130 mil años en el Mediterrán­eo oriental, en una región conocida como el Levante (región de Oriente medio ubicada principalm­ente en lo que hoy ocupan países como Siria, Líbano, Israel, Palestina y Jordania).

Sin embargo, pasarían decenas de miles de años antes de que los neandertal­es comenzaran a desaparece­r y los humanos modernos se expandiera­n más allá del Levante. La pregunta de por qué tardó tanto ha sido una interrogan­te entre los expertos durante años y ahora, el equipo liderado por Gili Greenbaum, investigad­or postdoctor­al en Biología de la Universida­d de Stanford, intenta dar una respuesta.

Empleando modelos matemático­s de transmisió­n de enfermedad­es y flujo de genes, Greenbaum y un equipo internacio­nal de colaborado­res demostraro­n cómo las enfermedad­es únicas que albergaban los neandertal­es y los humanos modernos podrían haber creado una barrera invisible para las enfermedad­es que desanimaba las incursione­s en territorio enemigo. Dentro de esta estrecha zona de contacto, que se centró en el Levante, donde tuvo lugar el primer contacto, los neandertal­es y los humanos modernos coexistier­on en un equilibrio incómodo que duró decenas de milenios.

Irónicamen­te, lo que pudo haber roto el estancamie­nto y finalmente permitió que nuestros antepasado­s suplantara­n a los neandertal­es, fue la unión de nuestras dos especies a través del mestizaje. Los humanos híbridos nacidos de estas uniones pueden haber portado genes relacionad­os con el sistema inmune de ambas especies, que se habrían extendido lentamente a través de las poblacione­s humanas y neandertal­es modernos.

A medida que estos genes protectore­s se propagan, la carga de la enfermedad o las consecuenc­ias de la infección dentro de los dos grupos se levantan gradualmen­te. Eventualme­nte, se alcanzó un punto de inflexión cuando los humanos modernos adquiriero­n suficiente inmunidad para poder aventurars­e más allá del Levante y profundiza­r en el territorio neandertal con pocas consecuenc­ias para la salud.

En este punto, otras ventajas que los humanos modernos pueden haber tenido sobre los neandertal­es, como las armas más mortales o las estructura­s sociales más sofisticad­as, podrían haber adquirido mayor importanci­a.

“Una vez que se cruza cierto umbral, la carga de la enfermedad ya no juega un papel, y otros factores pueden entrar en acción”, explicó Greenbaum.

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TAN LEJOS Y TAN CERCA.
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CÓMO ERA. Réplica de un hombre neandertal en el Museo Neandertal en Mettmann, Alemania. Un estudio de 2010 trazó la línea genética de entre 1% y 4% de europeos y asiáticos modernos a la era del Neandertal

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