REPARTEN ALEGRÍA
Jóvenes judíos jugaron, abrazaron y compartieron con niños de Loíza
Esto es lo especial de este evento y es lo que lo hace especial para estos niños que nunca habían recibido una visita así en la Navidad”
ALICIA CARRASQUILLO
LÍDER COMUNITARIA DE TOCONES, LOÍZA
“El verdadero valor de las cosas no siempre es evidente” – Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
La escena es hermosa e invita a reflexionar sobre la verdadera esencia de acciones que pudieran parecer sencillas a simple vista: unos adolescentes -pertenecientes a un movimiento juvenil judío en Estados Unidos que llegó a Puerto Rico a participar de servicios comunitarios- juegan, abrazan y comparten en el Día de Navidad con decenas de niños de la comunidad Tocones, en Loíza.
No hablan el mismo idioma, pero las palabras sobran cuando hay amor y solidaridad.
“How can I tell the children to
play with us?” (¿Cómo puedo decirles a los niños que jueguen con nosotros?)”, preguntó en inglés uno de los adolescentes a Diego Mendelbaum, líder de la sinagoga y director del Centro Comunitario Judío de Puerto Rico que sirve de anfitrión y guía al grupo juvenil que forma parte del programa Young Judaea. Este programa adiestra a los adolescentes para que sean líderes y propulsen lo que en hebreo se conoce como “tikkun olam” que se puede traducir al español como “la reparación del mundo”.
“Simply, invite then… they will go” (Simplemente, invítalos… ellos irán)”, le respondió Mendelbaum al chico.
Y así ocurrió. Bastó una mirada de complicidad, una sonrisa y un llamado con la mano para que los niños corrieran hacia el joven que -junto a otros miembros del movimiento- jugaron hasta el cansancio con los pequeños, cuyos rostros denotaban felicidad.
El encuentro se llevó a cabo donde ubicaba la cancha de la comunidad -una que quedó destruida tras el azote del huracán María-, un espacio que se convirtió en el campo ideal para jugar soccer, saltar en sacos, bailar hoola hoops y hacer múltiples artesanías y otras actividades tradicionales judías.
Uno de varios momentos especiales surgió cuando un grupo de niñas loiceñas les enseñaron a los adolescentes voluntarios algunos pasos del baile de bomba.
Aunque la mayoría de los jóvenes se mostraron tímidos para hablar frente a las cámaras o con la prensa, hubo uno que se animó a expresar el sentir del grupo por participar de iniciativas de ayuda en la isla.
“Nos sentimos orgullosos de estar ayudando voluntariamente en Puerto Rico”, explicó Ari Lapidus, residente en Nueva York, quien dijo con orgullo tener familia en Puerto Rico.