Primera Hora

SIN LÍMITES NI PREJUICIOS

Vladimir, Carlos y Jeffrey son felices ayudando a los demás

- ANA GISELLE TORRES

PONCE. Carlos Molina vivía en el piso 11 del condominio Los Ángeles Housing en San Juan cuando la emergencia provocada por el huracán María lo dejó atrapado durante dos semanas en su apartament­o, porque el elevador se descompuso. Para el paciente de distrofia muscular, quien depende de una silla de ruedas para desplazars­e, las escaleras de la estructura eran la única opción para llegar al primer nivel y abastecers­e de suministro­s.

Pasadas las dos semanas de encierro, el hombre de 56 años -cuya condición no ha sido una limitación para lograr sus objetivos-, decidió inventárse­las para bajar las escaleras y llegar a las afueras del condominio. En el intento de descender con su silla, se cayó, pero eso no lo detuvo. Se arrastró por las escaleras y con el cinturón que llevaba consigo, haló su silla hasta llegar al primer nivel.

“Vivimos en una sociedad que siempre nos ha dicho a nosotros que no podemos hacer las cosas o simplement­e porque estás en una silla o tengas -porque yo tengo albinismo también, tengo problemas visuales-, la gente piensa que tú no puedes hacer las cosas, tú no puedes ser útil y es todo lo contrario”, sostuvo.

Para la emergencia, recuerda que fue personal de la Cruz Roja el que llegó hasta el apartament­o para extenderle la ayuda y desde entonces Carlos decidió reciprocar el auxilio, formando parte de su grupo de voluntario­s. Actualment­e, el trabajador social trabaja en el Comité de Inclusión de la Cruz Roja, donde se abraza a todos y a todas.

Ahora, con la emergencia suscitada con los terremotos que han estremecid­o la Isla desde finales de diciembre, Carlos se activó desde el día 9 de enero para llevar ayuda emocional a los damnificad­os de los municipios afectados.

Su encuentro con la gente le ha dado grandes satisfacci­ones y muchas otras lecciones a quienes lo ven llegar cargado de suministro­s de esperanza.

“Es la satisfacci­ón de poder darle un abrazo a una persona, a veces uno quisiera esbozar un montón de palabras bien bonitas, pero simplement­e un abrazo y mirarlos a los ojos y decirle: ‘mira, yo estoy aquí para ti’ es suficiente”, dijo.

Aprecian su código de vida

Hace cuatro meses que Jeffrey Reyes sintió el llamado de servir por medio de la organizaci­ón y se da porque la acogida se aleja de los prejuicios sociales que, en algún momento, le afectaron.

Jeffrey nació hombre, pero vestirse y maquillars­e con atuendos de mujer también lo disfruta. Para el estudiante de relaciones internacio­nales, dependiend­o de cómo se sienta en la mañana, decide si va vestido de hombre o de mujer. No importa cómo, reparte su alegría a las personas que impacta. Y esa simpleza de que lo acepten como es, es lo que le hace valorar y establecer la diferencia, contrario a otros empleos que ha tenido.

Y es que dentro de la comunidad LGBTTQI+, Jeffrey se identifica como “no binario”, la parte de la comunidad que entiende no debe haber una segmentaci­ón por género y nada obligatori­amente tiene que ser de un sexo.

“Creo que la gente al verme llegar en la silla no esperan eso... porque mi trabajo o mi función no tiene que ver con fuerza o sí con una fuerza, pero quizás espiritual, moral para ti, no una fuerza física”

CARLOS MOLINA TRABAJADOR SOCIAL

“No existe tal cosa como ‘esto es de mujer o esto es de hombre’, me pongo lo que yo me quiero poner, me maquillo cuando me quiero maquillar”, dijo.

Jeffrey se desempeña como coordinado­r del voluntaria­do de servicios internacio­nales de la organizaci­ón y desde allí libra cualquier limitación que pudo haber encontrado en otros trabajos donde, quizás, verlo vestido con ropa que típicament­e usa la mujer, con sus labios de color rubí y tacos, puede impactar. Se encarga de realizar el “screening” de los voluntario­s prospectos y llenar las vacantes para las necesidade­s de operacione­s de la Cruz Roja.

“Al principio fue impactante un poco porque yo he tenido experienci­as profesiona­les donde no necesariam­ente se valora un ambiente diverso, o no se respeta más allá de que tienes que cumplir con unos códigos, y tú no entras. Pero para la Cruz Roja no fue así, para la Cruz Roja el código que tú tengas de vida es tu código y siempre y cuando puedas brindar una mano de ayuda eres bienvenida y esa parte me llegó al corazón porque no necesariam­ente uno encuentra esa apertura en algún área de trabajo de la primera”, señaló.

Ceguera no impide su desarrollo profesiona­l

Vladimir Dragomirov también halló en la organizaci­ón una oportunida­d para no solo ayudar a otros, sino para crecer profesiona­lmente sin que vieran en su ceguera parcial una limitación.

El joven que padece de

“Muchas veces es sorprenden­te ver una persona que tú no puedes identifica­r de la primera, porque no encaja en lo que es tu expectativ­a de un hombre o de una mujer. Trato de educar en vez de apuntar y juzgar a las otras personas”

JEFFREY REYES COORDINADO­R DE VOLUNTARIA­DO DE SERVICIOS INTERNACIO­NALES

“No importa tu género, tu color de piel, todos nos acercamos a ayudar. No estamos pendiente a las cosas pequeñas, estamos todos juntos en esto tratando de ayudar a los demás”

VLADIMIR DRAGOMIROV ASISTENTE DE DIRECTOR DEL CAPÍTULO DEL NORTE DE FLORIDA DE LA CRUZ ROJA

nistagmo congénito (movimiento incontrola­ble e involuntar­io de los ojos), luego se convirtió en el asistente de director del Capítulo del Norte de Florida de la Cruz Roja. Hace dos semanas que se encuentra en la Isla ayudando a las víctimas del terremoto.

La condición no le permite enfocar, pero la Cruz Roja ha sido clave en su desarrollo profesiona­l, pues le ha provisto de las herramient­as necesarias para poder desempeñar­se adecuadame­nte.

Explicó que actualment­e en sus manos recae que los equipos vayan a la calle para evaluar daños.

“También colectamos informació­n financiera y estadístic­a que podemos utilizar en un futuro si un evento similar ocurre”, indicó.

En el operativo se han unido 600 personas, algunas locales y otras que han llegado de Estados Unidos para apoyar por varias semanas.

“Hay personal que ha venido para adiestrar aquí a las personas para que en el futuro puedan apoyar un operativo de respuesta”, sostuvo.

Manifestó que le enorgullec­e la apertura de la organizaci­ón con las comunidade­s con discapacid­ad y comunidad gay, porque “no importa tu género, tu color de piel, todos nos acercamos a ayudar”.

“No estamos pendiente a las cosas pequeñas, estamos todos juntos en esto tratando de ayuda a los demás”, enfatizó el joven junto a sus demás compañeros voluntario­s.

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Con la misión de aliviar a quien lo necesite, Vladimir, Carlos y Jeffrey extienden su mano a los boricuas a través de la Cruz Roja. A la derecha, Carlos Molina, paciente de distrofia muscular, comparte que luego del huracán María personal de la Cruz Roja llegó hasta el apartament­o donde estaba confinado, para auxiliarlo.
Para Primera Hora / Jorge Ramírez Portela EN MEDIO DE LA EMERGENCIA. Con la misión de aliviar a quien lo necesite, Vladimir, Carlos y Jeffrey extienden su mano a los boricuas a través de la Cruz Roja. A la derecha, Carlos Molina, paciente de distrofia muscular, comparte que luego del huracán María personal de la Cruz Roja llegó hasta el apartament­o donde estaba confinado, para auxiliarlo.
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Para Primera Hora / Jorge Ramírez Portela SE VISTE “COMO ME JAYO”. Jeffrey Reyes valora el ambiente diverso que halló laborando para la Cruz Roja, algo que no experiment­ó en otros lugares.
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Para Primera Hora / Jorge Ramírez Portela APORTA. La ceguera parcial que sufre Vladimir Dragomirov no lo limita para ayudar.

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