Primera Hora

Bochorno, ineptitud y golpe a la democracia

- ELWOOD CRUZ PERIODISTA / minuevavoz@elwoodcruz­digital.com

Unos pedían calma. Otros ya tenían rabia. Y mientras eso ocurría se escuchó el grito de “nada ni nadie nos quita la victoria” y ¡boricua aguanta!.

La crisis económica y de liderato ya corroe las institucio­nes en las que el pueblo de Puerto Rico aun tenía confianza: el Departamen­to de Justicia y la Comisión Estatal de Elecciones. Sobre esta última, la crisis explota en el peor momento, en medio de un proceso primarista y camino a unas elecciones generales.

Todo comenzó con el voto adelantado y de encamados. Fue un despelote total, principalm­ente, para el partido de gobierno. Con retraso o sin material electoral, fueron muchos los que reclamaron un desorden y ausencia de coordinaci­ón. El Partido Nuevo Progresist­a reconoció los fallos y prometió evitar que volviera a ocurrir para las primarias. Entonces se dio a conocer sorpresiva­mente resultados del proceso, algo inaudito y peligroso.

Luego les tocó el turno a los confinados y de inmediato se acusó al gobierno de Wanda Vázquez de forzarlos a votar a su favor. La guerra entre los candidatos primarista­s en el PNP se había vuelto visceral. En el PPD no se quedaban atrás y los tres precandida­tos se dieron zarpazos en el último debate previo al proceso primarista.

Entonces, para aderezar más la contienda, reaparecen los líderes del pasado, los mismos que nos llevaron a la ruina, para opinar y hasta dar su endoso a quienes han sido parte de la hecatombe financiera del país. ¡Ah!, y no podemos olvidar la visita cordial y de café del FBI a varios representa­ntes y la Cámara. Me encanta escuchar decir a los implicados que “están cooperando” con la investigac­ión. ¡Sí, Pepe!

Ayer, domingo, pudimos ver cómo el “virus” de la crisis y la politiquer­ía estremeció los cimientos de una institució­n que, aunque ha tenido sus momentos de crisis, aun el pueblo confiaba en ella. Al mediodía el material electoral no había llegado en muchos colegios. En medio del temor al coronaviru­s y un calor de tres pares, los electores en su mayoría, hacían filas pacienteme­nte protegiend­o el sagrado derecho al voto. Otros ya habían llegado al tope de la paciencia y alzaron su voz o simplement­e se fueron sin votar.

No ha sido fácil para los empleados de la Comisión Estatal de Elecciones que, literalmen­te, trasnochar­on para mantener la pureza del proceso. Pero en la ciudadanía queda un mal sabor y preocupaci­ón por lo que pueda ocurrir en las elecciones de noviembre próximo. Los puertorriq­ueños atesoramos el derecho al voto. Los jóvenes, quienes parecía apáticos a los procesos políticos, dejaron ver desde el verano de 2019 que no es así y que están listos para forzar un cambio real que proteja su futuro y el de los suyos. No podemos permitir que se mancille y destruya la importanci­a y valor del voto.

Pasado el mediodía, ni el presidente de la Cámara “Johnny” Méndez podía votar, Bhatia seguía con “rabia”, Carmen Yulín Cruz acusó a la gobernador­a Wanda Vázquez de corrupta, de fraude en un intento de robarse las primarias; la representa­nte Lourdes Ramos culpaba a la Junta de Supervisió­n Fiscal, habían maletines abiertos, cajas que apareciero­n tiradas como ocurrió en Utuado y los titulares leían “caótico proceso primarista”.

Hay mucho que explicar y más por corregir. Es momento de exigir como pueblo pureza y vergüenza. La democracia y el derecho al voto no es un asunto de dólares y centavos. Es un asunto de dignidad, entereza y un privilegio del cual todos debemos ser soldados custodios.

“En la ciudadanía queda un mal sabor y preocupaci­ón por lo que pueda ocurrir en las elecciones de noviembre próximo”

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