Silencio... el problema somos nosotros
El mundo en pandemia y Estados Unidos golpeado por los disturbios en el Capitolio federal, donde seguidores del presidente Donald Trump entraron al Congreso intentando impedir que se validara la victoria de las pasadas elecciones...
El problema somos nosotros que observaremos al Pentágono y la Guardia Nacional ser los protagonistas de una respuesta lenta, mientras el Capitolio se encontraba sin personal suficiente para atender el asalto a la democracia, a pesar de que desde días anteriores abundaban las señales de que los seguidores de Trump estaban violentos.
El problema somos nosotros, porque nos cansamos de observar cómo para algunos existe la impunidad y para otros la muerte. Lo sucedido en Washington es para algunos un horror y para otros un triunfo. Horror para los que sabemos que nuestra única posibilidad no es trabajar limpiando casas porque tenemos el derecho de alcanzar otros espacios y ser nuestros propios jefes. Triunfo para los que creen que las minorías degradan, apestan, roban, dependen y que su único espacio posible es limpiar, fregar o permanecer en la línea de abajo de la empresa.
El problema somos nosotros porque incluimos en nuestros círculos cercanos personas que distinguen y nos quitan valor. El problema somos nosotros porque internalizamos los mitos y nos creemos los estereotipos. El problema somos nosotros cuando miramos desde la superioridad al de tez más oscura, al extranjero, al que tiene menos recursos.
Ante este caos, apologías para Raphael Warnock, quien ha pasado su vida ayudando a otros a alcanzar su mayor potencial y se convertirá en el primer senador negro de Georgia, rompiendo barreras con un gran significado en la política estadounidense. Y apologías para Jon Ossoff, primer senador judío de Georgia y senador estadounidense más joven en funciones. Ellos nos permiten no olvidar el popular estribillo de “somos más y no tenemos miedo”.
Finalmente, el problema somos nosotros porque permitimos que llegara a la Casa Blanca un incompetente, inepto, difamador, divisivo, narcisista, arrogante, “bully”, temerario, imprudente, irresponsable, errático, inestable, irrespetuoso llamado Donald Trump. Entonces, la pregunta sería: ¿nos merecemos que Trump permanezca en el cargo y termine su mandato? Como dijo Federico García Lorca en una de sus obras: “¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”, es momento de reflexionar. El mundo está de luto, lo que pasó en el Capitolio asusta.
“El problema somos nosotros cuando miramos desde la superioridad al de tez más oscura, al extranjero, al que tiene menos recursos”