Primera Hora

“VENCIÓ LA DEMOCRACIA”

En una solemne ceremonia de investidur­a, el nuevo mandatario de Estados Unidos pidió apostar por la unidad para superar las múltiples crisis que atraviesa el país

- JAY FONSECA ABOGADO Y ANALISTA

Así se despidió Donald Trump de una presidenci­a.

Trump deja un país que batalla la pandemia del COVID-19 y el golpe económico que dejó el virus que catalogó en un momento dado como una farsa y a su paso deja un país dividido al que ayer Joe Biden le extendió un ramo de olivo y pidió la oportunida­d de gobernar en paz y unidad a sus detractore­s.

No me cabe duda que Trump “volverá de alguna forma”. Lo cierto es que en noviembre de 2020 Trump sacó más votos que Barack Obama, batiendo así el récord establecid­o hace 12 años como el candidato presidenci­al con más votos y que solo ha sido superado por el hoy presidente Joe Biden. O sea, para derrotar a Trump, hubo que lograr que se unieran todos los Avengers para lograr sacar un poco más de votos que Thanos.

Hasta el momento -porque al día de hoy siguen contando votos- Trump obtuvo más de 74.2 millones de votos superando los 69.4 votos de Obama en 2008. Biden superó a ambos con 81.2 millones de votos. De hecho, esos más 74.2 millones de votos le abren la puerta para formar hasta un nuevo partido, según fuentes cercanas a Trump.

El martes, el diario estadounid­ense The Wall Street Journal reportó que Trump ha discutido con allegados la posibilida­d de fundar el “Patriot Party” o Partido Patriota. Falta ver si es posible que un tercer partido tome vuelo en una nación tradiciona­lmente bipartidis­ta y dónde el Partido Republican­o luchará porque Trump no se lleve esos votos. O, si Trump va a succionar como un vacuum todo lo que haya a su alrededor y desaparece­rá el partido del elefante.

Eso pudiera traducirse también en cambios en el espectro político de Puerto Rico. Un nuevo Partido Patriota pudiera crear una fisura en el Partido Nuevo Progresist­a (PNP) que hasta la fundación del Proyecto Dignidad se asumía como el partido más conservado­r en la Isla.

Pero el futuro de Trump no queda en la posibilida­d de un partido nuevo. Aunque el poderoso senador republican­o Mitch Mcconnell culpó a Trump por el mortal motín en el Congreso el pasado 6 de enero, lo cierto es que el hoy expresiden­te conserva un fuerte apoyo entre los votantes republican­os, según encuestas reportadas por medios estadounid­enses.

El apoyo de Trump parece estar sólido a pesar de indultar a su exasesor Steve Bannon, acusado de fraude y lavado de dinero con la creación de la organizaci­ón sin fines de lucro We Build the Wall, presionand­o para la construcci­ón del muro en la frontera de México.

Trump, además, se echó para atrás en su promesa adoptada en 2016 de “drain the swamp” o “drenar el pantano” al eliminar a último minuto una Orden Ejecutiva que él mismo firmó -ocho días después de llegar a la Casa Blanca- en la que prohibía que sus designados trabajen como cabilderos hasta cinco años después de terminada su presidenci­a.

Parece que Trump ahora sí quiere que sus allegados naveguen en el mismo pantano que criticó.

Mientras, en Puerto Rico falta ver cómo se traduce la llegada de Biden a la Casa Blanca. El demócrata se ha expresado a favor de la estadidad para la Isla, aunque este tema está a cargo del Congreso de Estados Unidos.

Ayer, el expresiden­te del Senado y exprecandi­dato a la Gobernació­n por el Partido Popular Democrátic­o (PPD), Eduardo Bhatia, aseguró que este cuatrienio el Congreso votará para decidir si Puerto Rico se convierte o no en estado de Estados Unidos.

Para Bhatia, un demócrata, estadolibr­ista y popular de centro, la entrada de dos senadores demócratas de Georgia a la Cámara alta federal abre la posibilida­d de que ocurra esta votación en el Congreso.

Con ambas victorias en Georgia, los demócratas tienen 50 de los 100 escaños y el control -aunque limitado- del Senado gracias al voto, para romper empates, de la vicepresid­enta demócrata Kamala Harris.

“Será más rápido de lo que nadie se imagina”, dijo Bhatia al asegurar que no especula sobre la votación, sino que es lo que ha escuchado de personas que transitan por los pasillos del Congreso todos los días. Queda por verse cuál es la postura del Partido Republican­o, hoy fragmentad­o tras la salida de Trump.

Ya el líder del republican­o en el Senado, Mcconnell ha rechazado llevar a votación alguna medida a favor de la estadidad para Washington, D.C. o Puerto Rico, y la mayoría demócrata con Kamala Harris está finita, porque se requieren 60 votos para llevar normalment­e una medida a votación final en el Senado federal.

En fin, por primera vez la estadidad o el status de Puerto Rico no es un asunto que solo importe a los boricuas. La presencia y el potencial regreso de Trump, ya sea por el senado federal o por un nuevo partido, ha hecho que el partido demócrata tenga prisa por empujar sus intereses mientras pueda. Y la estadidad para Puerto Rico está en medio de esa agenda.

La estadidad parece que tiene posibilida­des en un debate federal, porque conviene a los demócratas más que si conviene a Puerto Rico o no la anexión.

Mi posición al menos es bien simple. Si Puerto Rico quiere realmente ser estado, que lo seamos y con dignidad y respeto, pero que sea porque realmente es lo que Puerto Rico quiere, desea y comprende sus consecuenc­ias y dimensione­s.

Hasta ahora, siempre que hablamos del status es como un cuento de infantes, donde cada uno hace caricatura­s de lo que le conviene decir o del sueño que es su ideología. Nunca nos sentamos como adultos para hablarlo entre seres racionales. El problema de eso es que podemos terminar tomando decisiones a base de lo que le conviene a unos y no a nosotros.

“En Puerto Rico falta ver cómo se traduce la llegada de Biden a la Casa Blanca. El demócrata se ha expresado a favor de la estadidad para la Isla, aunque este tema está a cargo del Congreso de Estados Unidos”

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