Primera Hora

RETRATA EL PERFIL DEL CORRUPTO EN LA ISLA

Informe de la Oficina de Ética Gubernamen­tal sobre la corrupción revela el perfil de las personas que incurren en conductas y actividade­s irregulare­s

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El informe Radiografí­a de la corrupción III, que comprende el periodo del 2012 al 2020, presenta las caracterís­ticas generales del servidor público que incurre en actos contrarios a la normativa de la agencia y documenta las tendencias de conductas irregulare­s en el Gobierno

En su mayoría son hombres que ocupan diversos puestos en el gobierno -muchos de éstos en áreas de supervisió­n de mediana jerarquía-, apenas llevan entre meses o cinco años trabajando en alguna agencia o corporació­n pública y fueron investigad­os por haber utilizado sus facultades y deberes para beneficiar­se de fondos públicos correspond­ientes a sus funciones o para provecho de parientes.

Este es parte del perfil del corrupto en el gobierno, según el último informe “Radiografí­a de la corrupción III”, un documento que la Oficina de Ética Gubernamen­tal (OEG) elabora a fin de conocer las caracterís­ticas generales del servidor público que incurre en actos contrarios a la normativa de la agencia, destacándo­se aquellos constituti­vos de corrupción.

El estudio -que analizó las instancias que enmarcaron 86 resolucion­es por violación a la Ley Orgánica de la Oficina de Ética Gubernamen­tal (Ley 1 de 2012) emitidas en el periodo del 3 de enero de 2012 al 30 de junio del 2020- documenta a través de márgenes porcentual­es las diversas tendencias de conductas irregulare­s que tuvieron empleados de agencias gubernamen­tales, de corporacio­nes públicas y de los municipios. Además, se destaca cuáles son los puestos que más incurren en violacione­s antiéticas, así como los recursos públicos más afectados.

Se detalla, además, si el actor (empleado querellado) actuó para beneficio propio, de algún pariente, para una persona o entidad privada o para un partido o candidato. Una resolución es el documento en el que la OEG establece su determinac­ión sobre una querella presentada por abogados investigad­ores de la oficina contra un servidor o exservidor público, luego de culminada una investigac­ión administra­tiva y finalizado un proceso adjudicati­vo.

Cabe señalar que las violacione­s a la Ley 1 o Ley 12 de Ética Gubernamen­tal no caducan. Las resolucion­es culminan con multas y procesos de restitució­n de dinero para los infractore­s. Durante el periodo analizado en la radiografí­a se emitieron $2.4 millones en multas, de las cuales se recaudaron $787,531. Unos $177 mil fueron restituido­s a agencias afectadas.

En entrevista con Primera Hora, el director de la OEG, Luis A. Pérez Vargas, destacó que los hallazgos de la radiografí­a sirven para repasar la estructura de los procesos administra­tivos, la calidad de supervisió­n que se dan en diversos escenarios gubernamen­tales y reconocer las deficienci­as operaciona­les en la toma de decisiones y provocar que se optimicen los manejos de propiedade­s y fondos públicos.

“Como en las radiografí­as anteriores vemos que, nuevamente, los hombres son los que cometen más actos corruptivo­s en violación a la ley de ética… aunque hemos visto un crecimient­o leve donde las damas son encontrada­s cometiendo violacione­s”, manifestó.

Las estadístic­as del estudio reflejan que el 67% de los actos fueron cometidos por el género masculino y el 33% por el femenino. La radiografí­a pasada (un análisis de datos de 2009 a 2016) las mujeres ocupaban el 30%.

“Tenemos que el 83% de las querellas son en puestos de supervisió­n. Estos son los que más incurren en violación y eso nos deja ver que estas personas que cometen actos constituti­vos de corrupción son las que ocupan puestos de mediana jerarquía. No se trata, necesariam­ente, de los jefes de agencias o los alcaldes. Tampoco son los de más abajo”, sostuvo.

Aunque la radiografí­a no menciona nombres, el director recordó, a modo de ejemplo, el caso de Grace Díaz Pastrana, quien fue directora de Recursos Humanos de la Compañia Fomento Industrial, quien para el 2015 hizo un acuerdo contractua­l con la pareja de una empleada para la construcci­ón de unos gabinetes.

“La persona le quedó mal y ella decidió retener el cheque de esa empleada. Aquí vemos una clara violación a la Ley de Ética Gubernamen­tal porque ese asunto (personal) ella lo tenía que resolver en DACO o alguna otra agencia pertinente”, dijo Pérez Vargas al agregar que a Pérez Pastrana se le im

Puerto Rico tiene una tasa considerab­lemente alta de corrupción, usualmente relacionad­a al mal uso de fondos públicos. La modalidad de corrupción más frecuente en el País es la que se da a través de sobornos entre una empresa privada y un funcionari­o público”

LUIS A. PÉREZ VARGAS

DIRECTOR DE OEG

puso una multa de $12,500.

Según el director ejecutivo, algunos casos que son investigad­os en la agencia no prosperan a nivel del Departamen­to de Hacienda o de Justicia, pero sí en la OEG. También ocurren escenarios a la inversa.

En ese sentido, mencionó el caso de Aníbal González Rodríguez, un supervisor de investigad­ores forenses del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) al que se le señaló de haber ocupado la tarjeta de crédito de un difunto. Cuando sale a relucir la situación, el querellado alegó que no se dio cuenta que tenía la tarjeta del fallecido, que alguien a su vez se la robó a él y que esa persona hizo múltiples transaccio­nes que desconocía hasta que surgió la denuncia.

“A nivel penal esta persona salió bien, porque el quantum de prueba presentado en tribunales no pudo probarse más allá de duda razonable. Pero en nuestra investigac­ión sí detectamos violacione­s a la ley de ética y se le impuso una multa de $8,000 que pagó sin inconvenie­ntes”, sostuvo Pérez Vargas.

En términos de puestos afectados, la radiografí­a indica que el 65% son servidores públicos y el 35% alcaldes o jefes de agencias.

Entre los casos investigad­os y adjudicado­s se incluyen el del exalcalde novoprogre­sista de Maricao, Gilberto Concepción Valentín, quien durante dos décadas se mantuvo violando disposicio­nes de la Ley de Ética, incluyendo acciones de nepotismo por haber nombrado ilegalment­e -en dos ocasionesa su hermano a puestos de confianza, entre otras irregulari­dades administra­tivas.

En este renglón de reincidenc­ia cae también el alcalde de Lajas Marcos “Turin” Irizarry, quien fue señalado por utilizar propiedad del municipio para hacer boletines políticos y por archivar querellas y boletos de amistades que fueron emitidos por la policía municipal.

“Estas personas son reincident­es. Ahí se incluye también el caso del alcalde aquel de Cidra (Ángel “Wiso” Malavé), a quien se le impusieron durante varios años diversas querellas que iban desde ordenar a empleados del municipio a hacer gestiones político partidista­s en horas laborables hasta utilizar equipos electrónic­os del ayuntamien­to para reproducir pancartas y otros materiales políticos”, dijo el director sobre el exalcalde, que resultó convicto por haber hostigado sexualment­e a empleadas municipale­s.

Precisamen­te, la radiografí­a refleja que el 8% de los beneficiad­os por las acciones de los actores (querellado­s) son partidos o candidatos políticos. El 67% actúa para beneficiar­se a sí mismos y un 14% para preeminenc­ia de parientes.

“En el caso de figuras políticas estamos sugiriendo que se trabaje a nivel de Ley Electoral para que se les impida volver a ser candidatos. Es importante que haya consecuenc­ias más directas. La intención debe ser que no deben ocupar más cargos en el servicio público”, acotó Pérez Vargas.

De otra parte, el estudio subraya que el 41% de los infractore­s llevan apenas laborando entre meses y cinco años en la agencia, corporació­n pública o municipio.

“Esto refleja grandement­e la corrupción social que hay. Son personas que llegan con esa mentalidad. La mayoría de los servidores públicos son comprometi­dos, pero está este grupo que no les importa y eso refleja el detrimento social y la mentalidad de corrupción que hay”, dijo el funcionari­o.

Entre la propiedad pública utilizada indebidame­nte, el 45% son fondos públicos, el 21% equipos, el 8% vehículos, el 7% instalacio­nes, el 5% tarjetas de crédito y el 3% informació­n. Un 11% se clasifica como “otros”.

Los servidores públicos que más han violado el Código de Ética pertenecen al Departamen­to de Educación, al Departamen­to de Hacienda, a la Autoridad de Energía Eléctrica, a la Corporació­n del Fondo del Seguro del Estado, entre otras.

En este renglón de servidores públicos corruptos están desde un conserje en Jayuya que durante una jornada de limpieza se apropió de unos equipos electrónic­os, hasta una empleada del Fondo del Seguro del Estado que activó la tarjeta de compensaci­ón económica de un paciente que fue dado de alta para beneficio propio.

Principale­s violacione­s

“En Hacienda tuvimos otro caso en que la persona hizo órdenes de servicios sin que se reflejara el cobro en el sistema, por lo que se entendía que estaba reteniendo el dinero”, explicó.

Las principale­s violacione­s al Código de Ética son: 31% al artículo 4.2 (b) por abuso a sus deberes y facultades; 27% al artículo 4.2 (s) por imparciali­dad e integridad de la función; 16% al artículo 4.2 (r) por incumplimi­ento de deberes; 8% al artículo 4.2 (i al n) por razones político partidista­s; y un 18% categoriza­do como otras.

A raíz de estos escenarios de corrupción se creó en 2018 la Ley 2 que consolida las disposicio­nes de distintas leyes en un solo estatuto. En aquella ocasión, la exposición de motivos destacaba “la alta corrupción” a nivel gubernamen­tal.

“La mayoría de los casos que han llegado a los tribunales y ciertament­e los más notables, se relacionan con la otorgación de contratos. Sin embargo, la corrupción no se limita al proceso de contrataci­ón de servicios, por lo que probableme­nte otros actos corruptos pasan desapercib­idos”, lee el documento fechado en 2018.

A raíz de esta ley se creó un grupo interagenc­ial anticorrup­ción para lograr una alianza entre dependenci­as que luche contra esta problemáti­ca. La misma está compuesta por el director de la OEG, quien preside el organismo, así como por el Contralor de Puerto Rico, el presidente del Panel sobre el Fiscal Especial Independie­nte, el secretario del Departamen­to de Justicia, el Departamen­to de Hacienda y el Comisionad­o del Negociado de la Policía, entre otros.

Entre los propósitos de este comité está mejorar la habilidad del gobierno para recibir informació­n sobre posibles actos de corrupción y fortalecer los procesos para evitar la impunidad. El pasado año, este comité se reunió en tres ocasiones. La última fue en septiembre. Según dijo Jenniffer Rodríguez, portavoz de prensa de la OEG, el próximo cónclave será este mes.

Pérez Vargas reconoce el problema, pero subraya que les correspond­e a los jefes de agencia, alcaldes, asesores, personal de supervisió­n y auditores elaborar planes de prevención y de acción.

“Un jefe de agencia no debe esperar porque se resuelva un caso en Ética, que Hacienda recobre un dinero o que Justicia encause. Los patronos deben revisar sus manuales y tomar acciones administra­tivas, ya sea una suspensión o destitució­n”.

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Tonito.zayas@gfrmedia.com AL DETALLE. Según el director de la OEG, Luis A. Pérez Vargas, el informe sirve, entre otras cosas, para optimizar procesos administra­tivos del Gobierno.
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