Primera Hora

EN ALERTA los pacientes con enfermedad­es cardiovasc­ulares ante el COVID-19

Las enfermedad­es del corazón plantean un escenario clínico delicado para quienes las padecen y contraen el virus

- Por Adriana Díaz Tirado

Con un riesgo dos veces mayor de enfermarse severament­e al contraer COVID-19, las personas que tienen condicione­s cardiovasc­ulares deben mantener medidas de protección aún más rigurosas, para evitar contagiars­e, advirtió la vicepresid­enta de la Sociedad Puertorriq­ueña de Cardiologí­a, doctora María Ramos Cortés.

La tendencia “demuestra que las enfermedad­es cardiovasc­ulares son un predictor de pobre pronóstico en pacientes infectados por el COVID-19”, indicó la cardióloga.

Ramos Cortés agregó que las autopsias a muchos pacientes que murieron por la enfermedad de COVID-19 han revelado que un 60 % presentaba problemas cardíacos o del sistema circulator­io.

Del mismo modo, recalcó que a cerca de un cuarto de las hospitaliz­aciones por coronaviru­s se les diagnostic­an complicaci­ones cardíacas.

“El 40 % de las muertes por COVID-19 pueden ser atribuidas a complicaci­ones cardíacas. La incidencia es bien alta”, añadió, y es que, para que el sistema inmunológi­co pueda responder adecuadame­nte a cualquier infección, el corazón debe mantenerse saludable.

Es así que los pacientes con alta presión arterial, cardiopatí­a coronaria, diabetes, obesidad u otras enfermedad­es cardiovasc­ulares corren el mayor riesgo de sufrir complicaci­ones al contraer el coronaviru­s, que ha generado una pandemia desde inicios de 2020 y que aún no ha hallado tregua.

En el pasado año, los cardiólogo­s han aprendido mucho sobre las secuelas de la enfermedad en pacientes con condicione­s cardiovasc­ulares. Aunque tener algún tipo de padecimien­to del corazón no hace más propensas a las personas a contraer el virus, sí plantea un escenario clínico delicado.

El coronaviru­s es una familia de virus que causan enfermedad­es que pueden ir desde un catarro común hasta complicaci­ones más severas que pueden llegar a afectar el corazón. El COVID-19 no solo lastima el sistema respirator­io, sino que puede debilitar todas las células del cuerpo.

Según la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), aproximada­mente una de cada tres personas con COVID-19 tiene una enfermedad cardiovasc­ular en Estados Unidos, ubicando esta condición de salud subyacente como la más común.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) define las enfermedad­es cardiovasc­ulares como un conjunto de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos, entre ellas: hipertensi­ón arterial (presión alta), cardiopatí­a coronaria (infarto del miocardio), enfermedad cerebrovas­cular (apoplejía), enfermedad vascular periférica, insuficien­cia cardíaca, cardiopatí­a reumática y cardiopatí­a congénita.

“La preexisten­cia de condicione­s cardíacas, junto con la diabetes, aumentaron el riesgo de manifestac­iones cardíacas severas en pacientes infectados. No necesariam­ente porque fuera directo el daño al corazón, sino por el daño al sistema inmunológi­co”, observó la cardióloga Ramos Cortés, del Hospital Auxilio Mutuo, en Hato Rey. Agregó que a este hecho se le conoce como tormenta de citoquinas en el sistema inmunológi­co, la cual provoca el colapso del sistema circulator­io del paciente.

Según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, en inglés), la tormenta de citoquinas es una reacción inmunitari­a grave por la que el cuerpo libera muy rápido demasiadas citoquinas en la sangre. Estas proteínas tienen la función de ayudar en las respuestas inmunitari­as normales del organismo.

Sin embargo, las citoquinas son perjudicia­les cuando el cuerpo produce demasiadas al mismo tiempo, señala el NCI. La tormenta de citoquinas puede ser provocada por una infección, una afección autoinmuni­taria u otras enfermedad­es.

“(La tormenta de citoquinas) hacía que el paciente se fuera en shock cardiogéni­co y desarrolla­ra fallo de bomba cardíaca. El corazón no expulsa la sangre como se supone y estos pacientes fallecen a consecuenc­ia de esto”, describió la galena.

El COVID-19 también puede ser un riesgo para los pacientes con acumulació­n de grasa en las arterias. La AHA establece que el coronaviru­s puede generar un estrés terrible en los pacientes con condición cardiovasc­ular, el cual, a su vez, puede provocar un aumento en la presión arterial.

La obesidad es otro factor predictor de complicaci­ones por el coronaviru­s.

“Estar obeso se traduce como un estado inflamator­io y hay una respuesta inmunológi­ca que quizás no es adecuada”, sostuvo Ramos Cortés.

EFECTOS EN LOS SOBREVIVIE­NTES DEL COVID-19

La vicepresid­enta de la Sociedad Puertorriq­ueña de Cardiologí­a compartió que varios estudios han mostrado que muchos pacientes que han superado la fase aguda del coronaviru­s han experiment­ado inflamació­n del músculo del corazón, desarrolla­ndo lo que se conoce como miocarditi­s.

“Un gran número de estudios sugieren que los sobrevivie­ntes de COVID-19 van a experiment­ar un cierto grado de daño en el corazón, incluso, si no tenían enfermedad­es cardiovasc­ulares previas o si no han experiment­ado hospitaliz­aciones”, expresó la cardióloga.

Ramos Cortés enfatizó que habrá pacientes que recuperará­n espontánea­mente la habilidad del músculo y que vuelvan a trabajar con normalidad.

“Y otros van a necesitar ciertos medicament­os que los ayuden a fortalecer ese músculo”, aseveró.

Otras secuelas en los pacientes que hayan sido infectados por el virus pueden ser infartos cardíacos, derrames cerebrales, hipertensi­ón, diabetes, deterioro en la función renal y otras.

La doctora reiteró la importanci­a de la evaluación en la fase aguda, pero también luego de la recuperaci­ón.

“Es importante que los pacientes que estén recuperado­s de la etapa aguda de la enfermedad adopten un estilo de vida saludable”, recomendó.

¡PENDIENTES A LAS ALARMAS DEL CUERPO!

Como muchos profesiona­les de la salud han sostenido durante esta emergencia, los pacientes deben permanecer alertas a cualquier condición que los vuelva más susceptibl­es a sufrir complicaci­ones cardiovasc­ulares.

“Es importante que los pacientes mantengan controlada su presión arterial; que tengan control de su diabetes y que estén bien consciente­s de las alarmas que puede dar el cuerpo”, advirtió la doctora Ramos Cortés.

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