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Conoce cuáles son las señales de peligro de las enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en adultos, tanto en hombres como en mujeres, alrededor del mundo, por lo tanto, reconocer sus síntomas y sus signos a tiempo puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, así como evitar incapacidad permanente.
Las enfermedades cardiovasculares agudas más peligrosas y que pueden causar la muerte o incapacidad son:
1. Infarto del miocardio o ataque al corazón
2. Derrame cerebral (stroke o infarto cerebral)
3. Arritmias severas
4. Fallo cardíaco
5. Embolia pulmonar
6. Síndromes aórticos (arteria principal desde el corazón, tórax y abdomen)
Varios factores de riesgo predisponen a sufrir de estas enfermedades cardiovasculares, algunos de los cuales se pueden modificar o eliminar. A mayor número de factores que tenga una persona, el riesgo aumenta de una forma multiplicativa o exponencialmente. Los factores más comunes son:
1. Diabetes
3. Hipertensión
3. Fumar cigarrillo
4. Colesterol elevado
5. Historial familiar (enfermedad prematura)
6. Obesidad y sedentarismo
7. Edad (hombres de 45 años o mayores y mujeres de 55 o en la posmenopausia)
8. Enfermedad renal crónica (tienen muchos de los factores anteriores)
Tener enfermedad cardiovascular previa o enfermedad periférica, como en las arterias de las piernas o de las carótidas, aumenta el riesgo y debe mantener a estos pacientes en mayor alerta.
Hay otros factores que también pueden contribuir a un mayor riesgo cardiovascular o precipitar un evento agudo, por ejemplo, la apnea del sueño, el uso crónico de algunos medicamentos, el abuso de drogas ilícitas y el estrés. La inmovilidad que ocurre después de una fractura, trauma o cirugía, entre otras causas, puede predisponer a la formación de coágulos venosos y embolia pulmonar.
Aunque mucho menos común, en algunos pacientes sin estos factores de riesgo o relativamente saludables o jóvenes, pueden ocurrir ataques al corazón, derrames cerebrales, embolia pulmonar o arritmias cardíacas.
Desde que comenzó la pandemia del COVID-19, se ha observado que algunos pacientes sufren la infección más severa, un aumento en la incidencia de infartos al miocardio, tromboembolismo o coágulos venosos e infarto cerebral, aun siendo personas jóvenes.
Uno de los efectos colaterales de la pandemia del COVID-19 es que muchos pacientes con síntomas cardiovasculares optaron por no acudir a los hospitales o esperar demasiado por el temor de ser contagiados, y, desafortunadamente, esto resultó en un mayor número de muertes y complicaciones, que se pudieron haber evitado con un diagnóstico y tratamiento oportunos.
En esta etapa de la pandemia, con las medidas de protección como el uso de mascarillas, las áreas de aislamiento, la desinfección, la mayor disponibilidad de pruebas de detección del virus, y, ahora, la vacunación, los hospitales pueden atender a los pacientes con otras condiciones con un riesgo de contagio bajo.
Los síntomas que pueden alertarnos del comienzo de una catástrofe cardiovascular como los ataques cardíacos incluyen:
1. Dolor de pecho
2. Dificultad para respirar
3. Presión en el pecho, la espalda, los brazos, el cuello, los hombros o la quijada
4. Dolor abdominal, náusea y vómitos 5. Sudoración, mareo fuerte o pérdida de conocimiento
Aunque el dolor de pecho sigue siendo el síntoma más común del ataque cardíaco, frecuentemente las mujeres sufren otros síntomas como: falta de aire, náusea o vómitos, dolor de espalda o de quijada y sudoración.
Síntomas de derrame cerebral
1. Adormecimiento, debilidad o pérdida de movimiento de la cara, pierna o brazo; especialmente si es de un solo lado
2. Confusión, dificultad para hablar o comprender, pérdida de visión
3. Mareos fuertes o pérdida de conocimiento
4. Dolor de cabeza severo (el peor de su vida) o asociado a los síntomas anteriores
5. Convulsiones (por primera vez)
En todas estas condiciones cardiovasculares agudas, la primera hora desde que comienzan los síntomas es la más crítica. En ocasiones, en pocos minutos se precipita un paro cardíaco que conduce a la muerte, a menos que se provean medidas de resucitación inmediatamente.
Por ejemplo, se estima que entre un 25 a un 50 % de los pacientes con ataques cardíacos, mueren antes de llegar al hospital. Es importante utilizar los sistemas de emergencias médicas, el 9-1-1 y las ambulancias que estén equipadas para atender un paro cardíaco o respiratorio. Además, la ventaja de muchos sistemas de ambulancias es la capacidad de hacer un diagnóstico temprano, utilizando el electrocardiograma y comenzar tratamiento. Más importante aún, es que los sistemas de emergencias médicas tengan un plan de antemano, para llevar al paciente al hospital más cercano con la capacidad de atender la emergencia cardiovascular y una buena comunicación para activar al personal y el equipo necesarios.
El diagnóstico preciso y rápido para distinguir condiciones como los ataques cardíacos, la embolia pulmonar o la disección o rotura aórtica, requiere, muchas veces, pruebas especializadas como la tomografía computarizada y el cateterismo cardíaco, además de las pruebas de rutina. El tratamiento de estas emergencias cardiovasculares puede ser desde medicamentos disolventes de coágulos a procedimientos como la intervención coronaria percutánea con stents o cirugía cardiovascular.