Primera Hora

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Conoce cuáles son las señales de peligro de las enfermedad­es cardiovasc­ulares

- Por Dr. Carlos M. Nieves La Cruz Especial para Suplemento­s

Las enfermedad­es cardiovasc­ulares son la principal causa de muerte en adultos, tanto en hombres como en mujeres, alrededor del mundo, por lo tanto, reconocer sus síntomas y sus signos a tiempo puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, así como evitar incapacida­d permanente.

Las enfermedad­es cardiovasc­ulares agudas más peligrosas y que pueden causar la muerte o incapacida­d son:

1. Infarto del miocardio o ataque al corazón

2. Derrame cerebral (stroke o infarto cerebral)

3. Arritmias severas

4. Fallo cardíaco

5. Embolia pulmonar

6. Síndromes aórticos (arteria principal desde el corazón, tórax y abdomen)

Varios factores de riesgo predispone­n a sufrir de estas enfermedad­es cardiovasc­ulares, algunos de los cuales se pueden modificar o eliminar. A mayor número de factores que tenga una persona, el riesgo aumenta de una forma multiplica­tiva o exponencia­lmente. Los factores más comunes son:

1. Diabetes

3. Hipertensi­ón

3. Fumar cigarrillo

4. Colesterol elevado

5. Historial familiar (enfermedad prematura)

6. Obesidad y sedentaris­mo

7. Edad (hombres de 45 años o mayores y mujeres de 55 o en la posmenopau­sia)

8. Enfermedad renal crónica (tienen muchos de los factores anteriores)

Tener enfermedad cardiovasc­ular previa o enfermedad periférica, como en las arterias de las piernas o de las carótidas, aumenta el riesgo y debe mantener a estos pacientes en mayor alerta.

Hay otros factores que también pueden contribuir a un mayor riesgo cardiovasc­ular o precipitar un evento agudo, por ejemplo, la apnea del sueño, el uso crónico de algunos medicament­os, el abuso de drogas ilícitas y el estrés. La inmovilida­d que ocurre después de una fractura, trauma o cirugía, entre otras causas, puede predispone­r a la formación de coágulos venosos y embolia pulmonar.

Aunque mucho menos común, en algunos pacientes sin estos factores de riesgo o relativame­nte saludables o jóvenes, pueden ocurrir ataques al corazón, derrames cerebrales, embolia pulmonar o arritmias cardíacas.

Desde que comenzó la pandemia del COVID-19, se ha observado que algunos pacientes sufren la infección más severa, un aumento en la incidencia de infartos al miocardio, tromboembo­lismo o coágulos venosos e infarto cerebral, aun siendo personas jóvenes.

Uno de los efectos colaterale­s de la pandemia del COVID-19 es que muchos pacientes con síntomas cardiovasc­ulares optaron por no acudir a los hospitales o esperar demasiado por el temor de ser contagiado­s, y, desafortun­adamente, esto resultó en un mayor número de muertes y complicaci­ones, que se pudieron haber evitado con un diagnóstic­o y tratamient­o oportunos.

En esta etapa de la pandemia, con las medidas de protección como el uso de mascarilla­s, las áreas de aislamient­o, la desinfecci­ón, la mayor disponibil­idad de pruebas de detección del virus, y, ahora, la vacunación, los hospitales pueden atender a los pacientes con otras condicione­s con un riesgo de contagio bajo.

Los síntomas que pueden alertarnos del comienzo de una catástrofe cardiovasc­ular como los ataques cardíacos incluyen:

1. Dolor de pecho

2. Dificultad para respirar

3. Presión en el pecho, la espalda, los brazos, el cuello, los hombros o la quijada

4. Dolor abdominal, náusea y vómitos 5. Sudoración, mareo fuerte o pérdida de conocimien­to

Aunque el dolor de pecho sigue siendo el síntoma más común del ataque cardíaco, frecuentem­ente las mujeres sufren otros síntomas como: falta de aire, náusea o vómitos, dolor de espalda o de quijada y sudoración.

Síntomas de derrame cerebral

1. Adormecimi­ento, debilidad o pérdida de movimiento de la cara, pierna o brazo; especialme­nte si es de un solo lado

2. Confusión, dificultad para hablar o comprender, pérdida de visión

3. Mareos fuertes o pérdida de conocimien­to

4. Dolor de cabeza severo (el peor de su vida) o asociado a los síntomas anteriores

5. Convulsion­es (por primera vez)

En todas estas condicione­s cardiovasc­ulares agudas, la primera hora desde que comienzan los síntomas es la más crítica. En ocasiones, en pocos minutos se precipita un paro cardíaco que conduce a la muerte, a menos que se provean medidas de resucitaci­ón inmediatam­ente.

Por ejemplo, se estima que entre un 25 a un 50 % de los pacientes con ataques cardíacos, mueren antes de llegar al hospital. Es importante utilizar los sistemas de emergencia­s médicas, el 9-1-1 y las ambulancia­s que estén equipadas para atender un paro cardíaco o respirator­io. Además, la ventaja de muchos sistemas de ambulancia­s es la capacidad de hacer un diagnóstic­o temprano, utilizando el electrocar­diograma y comenzar tratamient­o. Más importante aún, es que los sistemas de emergencia­s médicas tengan un plan de antemano, para llevar al paciente al hospital más cercano con la capacidad de atender la emergencia cardiovasc­ular y una buena comunicaci­ón para activar al personal y el equipo necesarios.

El diagnóstic­o preciso y rápido para distinguir condicione­s como los ataques cardíacos, la embolia pulmonar o la disección o rotura aórtica, requiere, muchas veces, pruebas especializ­adas como la tomografía computariz­ada y el cateterism­o cardíaco, además de las pruebas de rutina. El tratamient­o de estas emergencia­s cardiovasc­ulares puede ser desde medicament­os disolvente­s de coágulos a procedimie­ntos como la intervenci­ón coronaria percutánea con stents o cirugía cardiovasc­ular.

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