José Luis Dalmau tiene una tarea ardua: romper con la percepción de que el PPD es la versión roja del PNP”
El próximo viernes, el actual presidente del Senado, José Luis Dalmau, se convertirá en presidente del Partido Popular Democrático (PPD). Luego de varios marullos de los alcaldes de Morovis y Cayey, quienes coquetearon con la idea, el camino quedó despejado tras ambos desistir de su intención.
Dalmau es buena persona. Cuenta con una personalidad agradable. No es un agente disociador y gusta de lanzar puentes de comunicación. Cuenta con capacidad y ganas. Sin embargo, todos esos atributos pudieran no ser suficientes para salvar al PPD.
De las últimas ocho elecciones, el PPD ha prevalecido para la gobernación en tres de ellas. De esas contiendas, solo en el año 2000 el apoyo electoral fue contundente. La derrota electoral de este 2020 es posiblemente una de las más dolorosas. El país venía de una de las peores administraciones públicas. Los escándalos sobraban, mientras quedaba evidente el fracaso administrativo del bando azul.
Pero no fue suficiente para atraer el respaldo general. Cabe considerar que la oferta electoral de este 2020 fue una variada. Los electores tuvieron toda diversidad de alternativas. Contamos con posturas conservadoras, religiosas, pintorescas y hasta liberales. En fin, el descontento se diluyó dejando al PPD a un lado. En donde quiera que había una alternativa algo fuerte, más allá de la pava, el elector optó por ella.
San Juan es un buen ejemplo. El PPD llegó tercero en la carrera por la alcaldía. En cuanto al Senado, Rosa
Seguí, terminó por encima de los candidatos rojos y en la Cámara, los populares terminaron tercero en dos de los cinco distritos representativos. En el precinto 4, la demostración de Rafaela Esteves le “robó” la oportunidad genuina que tenía el candidato Manuel Calderón Cerame y en el distrito 2, los votos de Fernando Villaespesa por poco le cuesta el escaño al veterano Luis Raúl Torres, quien estaba acostumbrado a “pasear la ruta”, como se dice en la jerga deportiva.
Ese panorama le deja un tostón a Dalmau. La capital es plaza de importancia y el PPD está bien herido. Ahora bien, ¿ese diagnóstico se aplica a toda la isla? Ello, es parte de la asignación. Que no se apantalle el amigo Dalmau con el hecho de que cuentan con el mando de 41 o 40 alcaldías. Apunto a la duda, alertando al amigo lector que Guánica aún está en disputa.
Lo cierto es que perdieron muchas y otras las retuvieron por estrecho margen. El PPD tiene 82 años de historia y les toca una profunda evaluación que va desde su lema de “Pan, Tierra y Libertad”, hasta su filosofía ideológica. Ahora tienen una estructura política rival, Victoria Ciudadana, que se quiere meter en el concepto político del centro. La Pava gustaba de reclamar la paternidad de ese lugar, pero ciertamente Victoria Ciudadana sedujo el voto liberal que antes gravitaba hacia el PPD.
La tarea será ardua. Tiene que sacudir la sábana. Deben dejar atrás desde el machismo, hasta sus posturas más conservadoras. Deberán devolverle personalidad y romper con la percepción de que son la versión roja del PNP. También está el reto de la estructura electoral. La maquinaria está oxidada. Son un desastre. Tres comisionados electorales sortearon el pasado proceso. Con eso nadie puede aspirar a ser exitoso en las urnas. Dalmau tiene la llave. Que no se siente a filosofar sobre las gestas pasadas y vivir de recuerdos sobre Muñoz y Hernández Colón. Debe entrar al parto doloroso de la transformación. Cómo he dicho, deben hacerse pertinentes y viables una vez más.
El reloj está en su contra. Su partido está en edad geriátrica y él decidirá si lo rejuvenece o lo conecta a un ventilador para ser desconectado en el 24 o el 28.
¡Ya veremos !
“Dalmau tiene la llave. Que no se siente a filosofar sobre las gestas pasadas y vivir de recuerdos sobre Muñoz y Hernández Colón. Debe entrar al parto doloroso de la transformación”