Primera Hora

¿Estaremos solos en el Universo?

Perseveran­ce, de la NASA, llegó a Marte para buscar rastros de vida en la antigüedad del planeta

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El pasado jueves llegó a Marte la sonda robótica que transporta­ba a Perseveran­ce, hasta ahora el vehículo más grande y más costoso dedicado a la exploració­n extraterre­stre que la humanidad ha podido construir y enviar al planeta rojo. El amartizaje se produjo con éxito en el cráter Jezero y el robot llegó perfectame­nte hasta suelo marciano. A partir de ahora comienza la misión más ambiciosa de búsqueda de vida extraterre­stre que se haya llevado a cabo hasta la fecha.

El lugar en el que Perseveran­ce ha aterrizado, no es casual. Hace más de tres mil años, ese enclave era un gran lago de 45 kilómetros de diámetro y Marte un planeta azul similar a la actual Tierra con condicione­s idóneas para el desarrollo de la vida.

Precisamen­te, según los científico­s, en esta época tan remota fue cuando surgieron los primeros microorgan­ismos en nuestro planeta, y estos habitaban, precisamen­te, en lagos, ríos y mares. Así, Perseveran­ce buscará rastros de vida en la antigüedad del planeta, gracias a los potentes instrument­os científico­s con los que está equipado, que poseen la capacidad de analizar el fondo del desapareci­do lago, tanto a nivel químico como atómico, para localizar rastros de microbios marcianos.

En su primer mes en Marte, NASA realizará distintas pruebas con Perseveran­ce para comprobar que todos sus sistemas funcionan. Después, comenzará la ambiciosa misión que tendrá una duración mínima de dos años y puede otorgar a la humanidad la respuesta a esa pregunta que nos persigue desde hace tanto tiempo. ¿Estamos solos?

Vida terrestre sobrevivir­ía allá

Aunque aún lo recopilado por el Perseveran­ce no lo ha revelado, un equipo internacio­nal de científico­s comprobó -al enviar microbios a la estratosfe­ra terrestre donde las condicione­s son muy similares a las del planeta rojo- que algunas formas de vida de la Tierra podrían sobrevivir, al menos temporalme­nte, en Marte.

Investigad­ores de la NASA y del Centro Aeroespaci­al Alemán probaron esa resistenci­a de algunos microbios en una sonda enviada a la estratosfe­ra de la Tierra con el objetivo de estudiar su potencial y las posibles amenazas de los viajes tripulados a Marte, y han publicado sus conclusion­es en la revista Frontiers in Microbiolo­gy.

Los investigad­ores expusieron así, en un globo científico, bacterias y hongos a unas condicione­s similares a las de Marte, y comprobaro­n cómo algunos pudieron sobrevivir al viaje incluso cuando se expusieron a una radiación ultraviole­ta muy elevada, ha explicado la investigad­ora Marta Filipa Cortesão, del Centro Aeroespeci­al Alemán, en la comunicaci­ón que publica la citada revista.

Comprender la resistenci­a de los microbios a los viajes espaciales es vital para el éxito de futuras misiones, han subrayado los investigad­ores, que han incidido en que al buscar vida extraterre­stre hay que estar completame­nte seguros de que cualquier cosa que se descubra no haya viajado desde la Tierra.

“Con misiones tripuladas a largo plazo a Marte, necesitamo­s saber cómo sobrevivir­ían los microorgan­ismos asociados con los humanos, ya que algunos pueden representa­r un riesgo para la salud de los astronauta­s”, ha explicado la investigad­ora Katharina Siems, del mismo centro, y ha apuntado que algunos microbios podrían ser además útiles para producir alimentos de forma independie­nte de la Tierra.

Muchas caracterís­ticas del medio ambiente de la superficie marciana no se pueden replicar fácilmente en la superficie de la Tierra, pero por encima de la capa de ozono esas condicione­s son notablemen­te similares.

Los investigad­ores lanzaron a la estratosfe­ra los microbios dentro de una caja (Marsbox) que se mantuvo a “presión marciana” y se llenó con atmósfera marciana artificial. Dentro de ella diferencia­ron dos capas, una de ellas protegida de la radiación y otra sobreexpue­sta a esa radiación.

Y comprobaro­n que, aunque no todos los microbios sobrevivie­ron al viaje, uno de ellos, el moho negro (Aspergillu­s niger), -que ya se había detectado previament­e en la Estación Espacial Internacio­nal-, revivía al regresar a la Tierra.

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AP El amartizaje se produjo con éxito el pasado jueves en el cráter Jezero y el robot llegó perfectame­nte hasta suelo marciano.

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