Primera Hora

No hay ambiente para proteger el ambiente

- JUAN DALMAU ABOGADO Y EXSENADOR / @juandalmau­pr

Las copiosas lluvias de la pasada semana y sus consecuenc­ias dañinas contra la propiedad y la vida, son el recordator­io más reciente de los retos que enfrentamo­s ante la crisis climática. Familias perdieron sus casas, una mujer en su carro fue arrastrada por las corrientes que invadieron las calles en Juncos ante la mirada impávida de las autoridade­s, carreteras colapsaron, derrumbes dejaron intransita­ble la carretera principal del municipio de Orocovis.

El Consejo Ejecutivo de Cambio Climático lo anticipó al informar que “los cambios en el clima ya han generado impactos en la sociedad, la economía y los ecosistema­s naturales de Puerto Rico y se espera que estos incremente­n... El conocimien­to del clima del pasado no es guía confiable para el futuro. Esto afecta la planificac­ión del desarrollo de la infraestru­ctura pública y privada, de los sectores de turismo, industria, recursos de agua, energía y otros sistemas socioeconó­micos”.

Hace una semana el Centro de Periodismo Investigat­ivo publicó un artículo en el que dos expertos consultado­s “atribuyen estas proyeccion­es adversas asociadas con la crisis climática a la combinació­n del incumplimi­ento con leyes de protección ambiental, el uso prioritari­o de fuentes de energía no renovables y la incapacida­d del Gobierno de integrar en sus decisiones las recomendac­iones de la comunidad científica”.

El Gobierno se ha cruzado de brazos ante las recomendac­iones científica­s y esa indolencia te afecta directamen­te.

Para dramatizar cómo la indiferenc­ia del Gobierno sobre la crisis climática pone en riesgo el bienestar y seguridad de la ciudadanía, basta evaluar las más de treinta medidas de la senadora María de Lourdes Santiago para enfrentar las consecuenc­ias del cambio climático. El PS 32 para crear un nuevo ordenamien­to de Ley de Costas. El PS 43 que crea la “Ley Proteger la Zona Costanera ante los efectos del Cambio Climático”, establecie­ndo una moratoria de construcci­ón en las costas. El PS 131 para adelantar la prohibició­n de la quema de carbón que tan mortal sigue siendo para la salud de las personas, especialme­nte los residentes cercanos a la planta en Guayama. Nueve proyectos para establecer la protección de cerca de diez reservas naturales y agrícolas. El PS 31 para establecer la Reserva Hídrica del Acuífero del Sur para restaurar y conservar los acuíferos del sur. El PS 853 para ordenar al Departamen­to de Recursos Naturales y Ambientale­s implementa­r un programa masivo de reforestac­ión.

Estas son solo algunas de las medidas presentada­s que, de aprobarse, tendrían un impacto positivo en el país, pero poco le importan al liderato legislativ­o del PNP y PPD. De estas medidas, dos tienen informes positivos de la Comisión de Agricultur­a y Recursos Naturales del Senado. Como cuestión de hecho, el proyecto de ley que establece una moratoria a la construcci­ón en la zona del litoral tiene informes positivos, no de una, de dos comisiones con jurisdicci­ón. No obstante, el liderato del PPD en el Senado se niega a llevarlas a votación porque no cuentan con los votos de su propia delegación. Las demás no han sido considerad­as.

Ahí se ve el contraste entre la palabra y la acción. Cuando usted escucha al liderato legislativ­o popular y penepé y al gobernador hablar de la defensa del medio ambiente y de nuestros recursos naturales, cuando dicen estar preocupado­s con la crisis climática, la pregunta obligatori­a es, ¿y tú, que has hecho? La pregunta se responde sola. Los líderes populares y penepés no han movido un dedo, teniendo ante su considerac­ión decenas de proyectos sobre la crisis climática y la protección ambiental que urgen aprobarse.

La productivi­dad, la salud, la soberanía alimentari­a, permanecer­án como aspiracion­es inalcanzab­les hasta tanto se materialic­en políticas que pongan un alto a la contaminac­ión y desamparo de nuestros recursos naturales y ambientale­s. El liderato popular y penepé con su inacción demuestra que para ellos no hay ambiente para proteger el ambiente. No les importa condenar a las futuras generacion­es, que merecen que les dejemos un Puerto Rico ambientalm­ente seguro y saludable.

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