ROBERTO CLEMENTE Y SU FATÍDICO DESTINO
El historiador Néstor Duprey narra detalles poco conocidos sobre el Astro Boricua cercanos al funesto 31 de diciembre de 1972
Para los que vivieron los eventos, y para los que vinimos después, la figura de Roberto Clemente quedó trazada, congelada, en tres momentos de su vida: cuando le pide la bendición a sus padres en español después de la Serie Mundial de 1971, cuando pega el hit 3,000 y cuando fallece el 31 de diciembre de 1972.
Pero lo que algunos no saben es que Clemente tenía otras cualidades como ser humano, como decir lo que pensaba en todo momento, y esa parte de su personalidad no fue al parecer del agrado de todo el mundo, aunque profesaran respeto hacia el número 21.
En su investigación para el libro “Clemente: En la víspera de la gloria”, el profesor, historiador y escritor Néstor Duprey encontró detalles que llaman mucho la atención sobre el Astro Boricua y como era percibido por algunos. Igualmente, detalles sobre sus últimos meses de vida.
“Clemente era una figura bien controversial”, dijo Duprey. “Cuando hice la investigación para mi libro encontré que, aparte de esos tres momentos históricos en su vida, antes hubo un Roberto Clemente bien humano y bien frágil”.
Relató que, por ejemplo, halló que había gente que, muy discretamente, “con esa cosa latina de anunciar el respeto para luego caer en la irreverencia, denotaban que había cierta… no sé si envidia o resentimiento. Había gente a los que Clemente no les gustaba y lo resentían por su locuacidad”.
“Y es que Clemente no se callaba. Nunca tuvo miedo de expresar lo que pensaba y en una sociedad como la nuestra, en la que el que expresa lo que siente muchas veces es condenado, Clemente pagó el precio. Pagó el precio de no quedarse callado en una época en la que la gente creía que quedarse callado era lo prudente”, sostuvo.
Según Duprey, un blanco de críticas fue la liga profesional de béisbol que hoy lleva su nombre. El pelotero reprochó a la fanaticada y a la liga por la visión que se tenía del torneo, “y eso causaba, me imagino, actitudes antagónicas hacia él”.
Luego de conocerse el fallecimiento de Clemente, el torneo invernal celebró su Juego de Estrellas a principios de enero, luego del receso de despedida de año. El torneo regresó el 2 de enero con el partido, en el que se guardó un minuto de silencio.
“Lo curioso es que la liga no retiró su número hasta el año siguiente”, resaltó Duprey.
Temprano ese año, de acuerdo con Duprey, se realizó un servicio religioso en el estadio Hiram Bithorn que fue multitudinario. Rafael Hernández Colón, quien ganó la elección de noviembre de 1972, ya había juramentado como gobernador y toda la celebración cambió por la muerte de Clemente.
“Fueron actividades bien sobrias porque no había ambiente para celebrar en Puerto Rico. Como dijo Jorge Colón Delgado, ‘ahí se acabó la Navidad’ ”, dijo Duprey.
Una cosa que le llamó la atención fue que al final de la campaña para recolectar suministros para llevar al devastado Nicaragua, Clemente básicamente se quedó solo.
Según el autor, la actriz y luego senadora Velda González y su esposo Héctor Modesti, amigos de Clemente y fanáticos de los Senadores, lo ayudaron hasta el final. Pero en el caso de otras personas que le ayudaron, como Ruth Fernández, ésta había sido electa como senadora y Duprey asume que estaba en preparaciones para ocupar su escaño. Además, Luis Vigoreaux, que producía programas de despedida de año y otros, tal vez estaba muy atareado con sus producciones.
“Al final quedaron muy pocos, particularmente peloteros”, señaló Duprey. “Me está curioso que fueron artistas los que acompañan a Clemente en este esfuerzo y que de los peloteros fueron muy pocos los que estuvieron con él, al menos públicamente. Siempre me ha estado curioso y mucho más cuando hablamos de un pelotero que viene de lograr una de sus mayores distinciones con el hit 3,000”.
Duprey además distinguió que los últimos días de la vida de Clemente fueron unos con una carga de actividad casi frenética.
Éste relató que Clemente vino a Puerto Rico luego de los playoffs de la Liga Nacional en octubre. De aquí salió a dirigir al equipo de Puerto Rico en el Mundial de Nicaragua. Concluido el Mundial, regresó a la Isla a desarrollar clínicas por todo el País auspiciadas por Eastern Airlines y la Compañía Telefónica, y en medio de las clínicas –la última fue en el parque Colón de Aguadilla-comienza la recolección de artículos para ayudar a Nicaragua. Además estuvo presente en varios juegos de la liga profesional de béisbol.
“Es como si hubiese presentido que le quedaba poco tiempo. Y en ese año del 1972 discutió más públicamente su proyecto de la Ciudad Deportiva. El venía hablando de eso ya. Pero en ese año fue más elocuente sobre ese proyecto para los niños. Son cosas que a la distancia uno las encuentra enigmáticas. Si es cierto que algunos seres humanos tienen la sensibilidad de presentir su muerte, pues probablemente en el caso de Clemente pudo haber ocurrido”, expresó.
Otro detalle que llamó la atención de Duprey fue que el avión que consiguió Clemente para realizar su misión de suplir artículos de primera necesidad a Nicaragua, en el que eventualmente murió, levantaba muchas banderas para muchos.
“No había disponibles ni muchos aviones ni muchos pilotos por la fecha. Y el avión que se le ofrece era un avión que ya tenía varios señalamientos por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA). Y un piloto que también ya había tenido varios señalamientos de la FAA”, recordó Duprey.
“Era un avión que los que estuvieron en el aeropuerto aquel día, todos coinciden que a simple vista no estaba en condiciones para volar, que era un riesgo. Además, siempre hubo la duda de si el avión estaba sobrecargado, además de los defectos que tenía”, continuó.
“Ese avión era una trampa mortal. Tenía todas las condiciones para que pasara lo que pasó”, finalizó Duprey.*