El Madrid tiene una misión
Los blancos elevan su espectacular racha ACB a horas de jugarse su futuro europeo ● Garuba logra cuatro 2+1
El Madrid tiene una misión en la ACB: no permitirse ni un solo despiste contra rivales en teoría inferiores y llegar al playoff como primer clasificado. Luego, ya se verá. De momento, su temporada liguera es espectacular (25 de 26), muy por encima de las expectativas pese a la pila de inconvenientes que amontona. La victoria ante el Monbus Obradoiro fue una más de mérito en un momento inoportuno. Los blancos empezaron pletóricos, con el vigor de Garuba y el acierto de Laprovittola; se desinflaron algo frente a los cambios defensivos locales y el empuje de Enoch y Robertson; y acabaron con un fuerte demarraje donde antes habían fallado, en el triple. Causeur (17 puntos) y Carroll (12 en 12 minutos) protagonizaron un buen cierre de función.
El Madrid no necesita levantar la cabeza para ver lo que se le viene encima en clave Euroliga en las próximas horas: básicamente, vivir o morir. Siente la presión por la cita de mañana en la cancha del Villeurbanne. De ahí que el duelo de ayer fuese como una china en mitad del camino. El riesgo de que se le metiera en el zapato y le hiciera rozadura era elevado, por eso salió a darle un puntapié para despejar el camino. Tan bien lo hizo de salida, que casi pareció que lo resolvería en un acto. En el minuto 6, un triple de Laprovittola, después de otro de Deck y del segundo 2+1 de Garuba (¡acabó con cuatro!), ponía el +16: 4-20. Lapro hacía y deshacía a su antojo, Garuba era un factor decisivo atrás y Taylor neutralizaba a Robertson.
El Obra no podía causarle menos daño al líder, así que tocaba rendición o reacción. Y vimos lo segundo, sobre todo, por la entrada de Steven Enoch (pasaporte armenio), un pívot físico recién salido de la universidad y que venía de hacerle 24 puntos y 34 de valoración al Unicaja. En sus primeros 11 minutos, acumuló 10 tantos y 17 créditos. Su fuerza cerca del aro dio un empujón a Robertson. Ambos se retroalimentaron: gran zancada del Obradoiro (29-34).
La piedrecita amenazaba de nuevo con colarse en el zapato blanco. Laso trataba de repartir los minutos, de no sobrecargar a ningún jugador, en especial a Thompkins y Tavares, aunque ambos volvieron a coincidir en el asalto decisivo (tres minutos, los que tardó Edy en cometer su cuarta falta). Con 56-60, el Real giró una vuelta la llave defensiva y pasó de viajar con un paupérrimo 4 de 21 en triples a descerrajar 7 de 8, cuatro de cuatro de Carroll y otros dos de Causeur sin mácula. Un jaque mate de ajedrecista grande.