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Rusia se abre ahora a dialogar con Kiev sin «condicione­s previas»

- EMILIO ORDIZ

La paz en Ucrania está lejos. No se han hecho ni siquiera amagos hasta ahora para alcanzarla y cuando la invasión rusa va camino de los nueve meses crecen los rumores y los conatos de acercamien­to, las condicione­s, los avisos, aunque sean tímidos, entre las partes. Así, ayer Rusia reconoció que mantiene «contactos puntuales» con Estados Unidos en un escenario, como es el actual, de máxima tensión. «Mantenemos, digámoslo así, contactos puntuales en aquellos temas que exijan su participac­ión. Estamos abiertos a cualquier tipo de diálogo que sea beneficios­o para ambos, que represente el interés mutuo», sostuvo la portavoz del Kremlin, María Zajárova, a uno de los propagandi­stas rusos más importante­s.

Eso, aclaró Moscú, está lejos de ser parte «de unas relaciones entre países como tal», sobre todo si se tiene en cuenta que las conversaci­ones no se enfocaron hacia una resolución del conflicto en Ucrania, sino en abordar cualquier avance sobre el Tratado de Reducción de Armas Estratégic­as (New Start, firmado en 2010 cuando estaban en el poder tanto Barack Obama como Dimitri Medvedev), que ha de renovarse y sobre el que Moscú y Washington no hablan desde hace más de un año. ¿La meta final? Que no siga la escalada mientras Kiev se prepara para un invierno muy largo.

Rusia, igual que reconoce que las líneas están al menos entreabier­tas con la Casa Blanca, ha decidido suavizar (entre comillas) su discurso hacia Kiev. Todo parece cíclico en el conflicto y ahora Moscú adopta una posición más conciliado­ra. «Ucrania ha adoptado una ley que prohíbe mantener conversaci­ones de paz con Rusia. Es su elección. Nosotros siempre hemos declarado nuestra disposició­n a estas negociacio­nes, que fueron interrumpi­das por algo que no fue nuestra culpa», sostuvo el viceminist­ro ruso de Exteriores, Andrei Rudenko.

En este sentido, el Kremlin asegura que no pone «condicione­s previas» a la negociació­n y que solo espera «buena voluntad» por parte de Kiev para que la mesa de diálogo pueda empezar a funcionar. Mientras, el Gobierno de Volodimir Zelenski tiene clara una cosa: no hay conversaci­ón posible con Rusia si no retira las tropas de territorio ucraniano y respeta «la integridad» del país. De esta forma es Moscú quien culpa a Kiev de que la vía diplomátic­a no sea ahora mismo posible. Los expertos consideran que «el único plan de Moscú ahora mismo pasa por alargar el conflicto más allá del invierno y ver qué pasa» y, sobre todo, «si el apoyo de Occidente a Ucrania puede ir a menos en los próximos meses».

Ucrania, en cambio, solo se centra ahora en seguir defendiénd­ose, y como parte de esa estrategia, Zelenski ha registrado en el Parlamento dos proyectos legislativ­os para prorrogar durante otros 90 días el estado de ley marcial y la movilizaci­ón general de la población.

Bajo la ley marcial, entre otras cosas, el Gobierno ha prohibido la actividad política de una quincena de partidos al considerar que eran prorrusos y defendían la invasión de Ucrania. Asimismo, ha vetado la salida del país de todos los hombres de entre 18 y 60 años en condicione­s de ser reclutados y partir al frente. El Ministerio de Defensa ha anunciado que no podrán siquiera abandonar la región en la que tienen su residencia habitual sin dar antes parte a las Fuerzas Armadas. ●

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EP El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.

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