20 Minutos Barcelona

Mario Garcés Activistas

- Mario Garcés es ex secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad

Entre ustedes y yo, el antónimo de activistas debería ser ‘pasivistas’, que, a la vista de cómo se las gastan, serían los millones de españoles que deciden trabajar o buscar trabajo sin adosarse a un cuadro en un museo estatal. Yo, como tantos otros, soy pasivista, de los que estudiamos mucho siendo jóvenes, de los que nos procuramos un trabajo estable a través de muchos años de esfuerzo, de los que contribuim­os también a cambiar el mundo, no a través del pegamento en nuestras manos, sino a través del voto en nuestras palmas. Tengo carnet de pasivista. Como hay también pasivistas que, queriendo

Hace tiempo que me provoca urticaria otoñal la lectura de algunos perfiles de Wikipedia

trabajar, no encuentran empleo y se dedican denodadame­nte a buscarlo y a llegar a final de mes como pueden. Debemos ser clases pasivas del Estado.

Hace tiempo que me provoca urticaria otoñal la lectura de algunos perfiles de Wikipedia cuando a determinad­os seres tangibles se les define como «activistas». De profesión, activista. Basta con abrazarse a un árbol, quemar una bandera o destrozar una obra de arte, por una causa más o menos ambiental o animal, para pasar a ser clase activista del Estado. Porque lo del otro día con Las majas de Goya no fue Futuro vegetal, sino ‘Presente animal’. Ya sabíamos que Halloween se estaba celebrando en los baños del Congreso de los Diputados cuando se descubrió el paper art con el que algún émulo de Hannibal Lecter se dedicaba a pasar su tiempo, mientras otros reivindica­ban en tribuna el Hollywins. Lo que no sabíamos es que los activistas estaban a punto de darse un garbeo por los muros del Museo del Prado. Es más, cuando leí lo del 1,5 en la pared no sabía si era la dosis de un comprimido de un medicament­o, la reivindica­ción del incremento salarial de los empleados públicos o el porcentaje que se dedica en España de la licitación pública a la conservaci­ón del patrimonio histórico. Metonimia de activistas.

Pues bien, varios cuadros de Goya de ese mismo museo fueron salvados valerosame­nte de los complejos puritanos de un Carlos III que en el siglo XVIII quiso quemarlos, ocultándol­os otros activistas durante años para evitar su furor exterminad­or. Pero también de los avatares de la Guerra Civil, cuando, entre otros, María Teresa León y Rafael Alberti, milicianos republican­os en activo, urdieron un plan para salvar las grandes pinturas del Prado de los bombardeos. Fue así como la comitiva más deslumbran­te del mundo con cuadros de Goya, Tiziano, Murillo, Velázquez, Rembrandt y Rubens avanzaba por tierra española alejándose del horror más lancinante. Eran activistas de verdad, pero nadie verá en sus perfiles biográfico­s que aparezcan como tal. Activistas de la historia. ●

Cuadros de Goya de ese museo fueron salvados de los complejos puritanos de Carlos III

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