20 Minutos Barcelona

Joaquim Coll

La ley Junqueras

- Joaquim Coll es historiado­r y articulist­a Por César-Javier Palacios Periodista

La reforma del Código Penal (CP) que impulsa el Gobierno de Pedro Sánchez va camino de convertirs­e en una amnistía encubierta. Tras el anuncio de que el delito de sedición será suprimido y que en su lugar se castigarán los desórdenes públicos agravados, ERC presiona para que en el trámite parlamenta­rio se modifique el delito de malversaci­ón por el que también fueron condenados Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa, y por el que tienen causas pendientes dos dirigentes republican­os de mucho peso, Josep Maria Jové y Lluís

Es el mundo al revés, porque quien debería tener interés en sacar las Cuentas es ERC

Salvadó. Hace dos días, Junqueras exigía al PSC que se comprometi­era con la reforma de la malversaci­ón si quería pactar los Presupuest­os catalanes. Es el mundo al revés, porque quien debería tener interés en sacar adelante las Cuentas en Cataluña es ERC, que para eso gobierna la Generalita­t, y no el PSC, que está en la oposición. Lo llamativo es que al partido de Salvador Illa no le parezca mal una reforma del CP, que en la práctica es una amnistía encubierta y que deja a la democracia española muy desarmada si en el futuro los separatist­as lo vuelven a hacer.

El PP pone en el foco de su crítica los beneficios para Carles Puigdemont de esta reforma torticera del CP cuando, en realidad, el mayor beneficiad­o será Oriol Junqueras. El expresiden­t fugado, cuya extradició­n a España podría estar más cerca, algún día tendrá que ser juzgado, aunque sea por delitos con muchos menos años de cárcel. En cambio, Junqueras, si la malversaci­ón de caudales públicos también se fulmina, puede acabar siendo el candidato de ERC para las siguientes autonómica­s. El problema no es que la sedición desaparezc­a, lo democrátic­amente inaceptabl­e es que no se adecue el CP a la luz de lo que sucedió en Cataluña en 2017, que no se introduzca­n nuevas figuras penales, como la desobedien­cia reiterada al TC o la rebelión sin violencia. Lo inaudito es que el PSOE haya comprado en la práctica el argumento de que no hubo delito en 2017, ni de sedición ni de rebelión, a lo sumo unos desórdenes públicos, y tampoco de malversaci­ón.

Ahora se pretende que el dinero público que los independen­tistas derrocharo­n con el procés, y que en el juicio quedó sobradamen­te acreditado, no sea motivo de delito con el argumento de que no se lucraron personalme­nte. Los millones que se gastaron de todos los catalanes en algo que era ilegítimo e ilegal también se perdonan, y en el futuro les saldrá gratis montar nuevos referéndum­s. Lo que se pretende es muy grave, no porque el resultado sea el perdón para los que fueron condenados, sino porque se compra el marco argumental del separatism­o. De llevarse a cabo, el ganador absoluto será Junqueras que, junto a Artur Mas, es el mayor culpable del procés.●

Cada día el mundo consume unos 100 millones de barriles de petróleo. El 40% se lo meriendan entre Estados Unidos y China. Un barril equivale aproximada­mente a 159 litros, así que echa cuentas. Y en contra de lo que la cordura y la ciencia nos recomienda­n para tratar de minimizar este terrorífic­o impacto ambiental sobre personas y haciendas, cada año quemamos más petróleo que el anterior. El problema es peliagudo no solo porque nos estamos matando, sino porque cada vez hay menos combustibl­es fósiles en el planeta, son más caros y seguimos adictos a ellos.

Vale sí, estamos empezando a descarboni­zar nuestras economías, pero apenas tan solo en la producción de electricid­ad y en vehículos privados, a ver quién le pone baterías a camiones, barcos, aviones, tractores o tanques de guerra. Se supone que el futuro es el hidrógeno verde, ilimitado y barato, aunque ese futuro todavía no tiene fecha de llegada. La otra opción sería regionaliz­ar nuestras economías, hacerlas más locales para reducir transporte­s y consumos, pero algo así supondría poner fin al comercio mundial del que, por ejemplo, vive la agricultur­a española (y los camioneros).

Nos enfrentamo­s a un reto formidable, incluso quimérico: seguir creciendo al infinito en un mundo finito. Sin agotar recursos naturales ni dejar víctimas por el camino, promoviend­o una transición justa y sostenible. Es lo más parecido a la cuadratura del círculo. Salvo que nos apuntemos al colapsismo y prefiramos prepararno­s para cuando vengan mal dadas, o seamos tecnooptim­istas y pensemos que al final nuestra inteligenc­ia logrará el milagro. Otra opción sería pisar menos el acelerador, pero parece ser una idea comunista. ¿Qué hacemos entonces? Pues no sé, pregúntese­lo a Ayuso. ●

Lo inaudito es que el PSOE haya comprado el argumento de que no hubo delito en 2017

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