Illa gana, pero necesitará a ERC y Comuns en un Parlament sin mayoría independentista
TRIPARTITO
El PSC fue el claro ganador de las elecciones catalanas de ayer con el 27,9% de los votos y 42 escaños, pero solo podrá gobernar si convence a ERC –y a Comuns Sumar, aunque ese apoyo parece mucho más sencillo– para que preste sus votos al candidato socialista Salvador Illa para su investidura. Ese es el único pacto viable que arrojó ayer el resultado de unos comicios en los que el PSC logró su primera victoria en número de escaños en Cataluña (en 2021 empató con ERC) y su mejor resultado desde 2003.
La otra noticia de calado que arrojaron las urnas fue el desplome del independentismo, que perdió la mayoría parlamentaria que disfrutaba desde el inicio del procés, en 2012. Este batacazo, no obstante, no fue igual en todas las familias. Junts, con el 21,6% de los votos y 35 diputados, mejoró ligeramente sus resultados de 2021. Y aunque su subida fue magra (punto y medio y tres diputados), la candidatura liderada por Carles Puigdemont logró imponerse con claridad en la pugna interna que mantiene desde hace años con ERC por la hegemonía del campo secesionista. Los republicanos, tras su primera experiencia en la Presidencia de la Generalitat de la mano de Pere Aragonès, se hundieron hasta el 13,7% de los votos y lograron apenas 20 diputados, trece menos de los obtenidos en 2021.
El de este domingo es el peor resultado de ERC desde 2010, y es especialmente malo teniendo en cuenta que, hace apenas tres años, los republicanos culminaron el sorpaso a Junts y empataron en primera posición en número de escaños con el PSC. Este domingo, los socialistas han más que duplicado tanto el porcentaje de votos como el número de diputados de ERC.
Con esos resultados, las mayorías viables son pocas, y en ningún caso pasan por el secesionismo. El bloque independentista perdió con claridad la mayoría absoluta que mantenía, puesto que Junts, ERC y la CUP (4,1% y cuatro actas, cinco menos que en 2021) sumaron únicamente 59 escaños. Esa cifra se eleva hasta los 61 diputados contando con la ultraderechista Aliança Catalana, que logra entrar por primera vez al Parlament con el 3,8% de los votos y dos parlamentarios, lejos, no obstante, de las previsiones más optimistas de los sondeos.
Las otras tres formaciones independentistas ya anunciaron que no pactarían con los ultras en ningún caso, y aunque lo hicieran estarían a siete escaños de una investidura de Carles Puigdemont. De hecho, la magnitud del batacazo del bloque secesionista la revela el hecho de que, además de haber perdido la mayoría de la que gozaban los independentistas desde 2012, los partidos nacionalistas (CiU, que posteriormente se transformó en Junts, no defendió la independencia hasta 2012) no alcanzan la mayoría absoluta en el Parlament por primera vez desde nada menos que 1984.
Por el contrario, PSC y ERC sí podrían superar esa barrera junto a Comuns Sumar (5,8% y seis diputados, dos menos que en 2021), lo cual permitiría al candidato socialista, Salvador Illa, convertirse en president de la Generalitat sin necesidad de la abstención de otros partidos. La candidata de los comuns, Jéssica Albiach, fue muy clara al apostar por este modelo en campaña, y ayer mismo por la noche aseguró que «es posible una nueva etapa de izquierdas».
Albiach, en su primer análisis, hizo «una llamada a todas las fuerzas de izquierdas del Parlament para construir juntos este Govern» progresista. Y lo cierto es que a los Comuns les va buena parte de su crédito en ello: su resultado no es bueno, puesto que pierden dos actas con respecto a 2021, pero si sus seis escaños les sirven para entrar en el Govern se apuntarán un impor