Pandemia literaria
Las editoriales están saturadas de manuscritos fruto del tiempo libre que ha dejado la pandemia de Covid. Fueron dos años largos, una buena parte de ellos de confinamiento, que dio mucho tiempo para pensar y dejar correr la imaginación con historias y tramas que invitaban a ponerlas en papel y, cada vez más también en la nube al alcance de todos los que buscan descubrir obras inéditas de valores literarios insospechados.
La Feria del Libro de Madrid, animada este año por el buen tiempo, sorprendió a sus visitantes por la enorme cantidad y variedad de obras nuevas y autores hasta ahora ignorados. Todo parece inducir que está emergiendo una generación nueva y prometedora de valores que lentamente darán un vuelco a la creatividad literaria.
En lo poco que todavía he conseguido leer, he sentido la admiración de la evolución con que tanto la novela como el ensayo están demostrando el cambio que está suponiendo una nueva era en la que destacan los valores y las cosas a veces triviales que están imponiendo ese cambio, a primera vista insensible, que estamos viviendo.
En el ámbito editorial también llama la atención el crecimiento de la autoedición y la venta online que se está produciendo. Muchas autoediciones sorprenden además por su calidad y buena impresión. No parece que sea un buen negocio para sus autores, pero sí ofrece una oportunidad de abrirse camino y satisfacer esa necesidad que muchos sienten de no pasar a la historia sin plantar un árbol, tener un hijo o escribir un libro. Algo bueno tendría que ofrecer la maldita pandemia. ●