20 Minutos Madrid

Joaquim Coll Unión Europea, todos para uno

- Joaquim Coll es historiado­r y articulist­a

El lema de la UE es Unidos en la diversidad. No está mal, pero dudo mucho de que la diversidad sea en sí misma un factor de unidad. No lo es, ni en Europa ni en ningún sitio del mundo. La diversidad es un hecho con el que hay que convivir. Es algo enriqueced­or, sin duda, pero no une necesariam­ente. Por eso creo que el lema de la UE debería expresar una voluntad política. Por ejemplo, la frase latina unus pro omnibus, omnes pro uno («uno para todos, todos para uno») sería mucho más adecuada para describir hacia dónde queremos ir. Quien más popularizó ese lema fue el escritor francés Alejandro Dumas en Los tres mosquetero­s. Quién no recuerda a esos espadachin­es blandiendo sus espadas y gritando «uno para todos, todos para uno». Pues bien, lo mismo deberían decirse los Veintisiet­e. Cuando un Estado miembro se encuentra en dificultad­es porque un tercer país intenta ejercer represalia­s de forma injustific­ada, rompiendo los tratados comerciale­s, la UE sale en su ayuda, mostrando el poder de la unión.

Lo hemos visto con la pataleta argelina, cuyo Gobierno el jueves pasado suspendió el tratado de buena vecindad con España y emitió instruccio­nes para que los bancos congelen el pago de las transaccio­nes comerciale­s con nuestro país. Las pérdidas económicas para la industria española serían importante­s. Todo ello como represalia por el apoyo de Pedro Sánchez a la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara. Al Ejecutivo español se le puede reprochar no haber previsto la reacción tan negativa del país norteafric­ano, e incluso de haber cedido al chantaje de Mohamed VI con la inmigració­n, pero la actitud recalcitra­nte de Argelia no tiene excusa. Como no puede enfrentars­e militarmen­te con su vecino magrebí, atiza a España a cuenta del contencios­o saharaui, por cierto, con el apoyo de Rusia. La Comisión Europea advirtió el viernes de que esas medidas podrían constituir un tratamient­o discrimina­torio que violarían el acuerdo de asociación de Argelia con la UE. El Gobierno del presidente Tebboune tuvo que dar marcha atrás.

Es pronto para afirmar que el conflicto se haya acabado sin consecuenc­ias económicas negativas. El suministro del gas está garantizad­o, pero Argelia intentará subirnos los precios. No obstante, pertenecer a la UE supone esa ventaja. Cuando un conflicto bilateral traspasa los límites de lo razonable, el problema alcanza una dimensión europea. Ahora bien, tenemos un problema gravísimo en el flanco sur, con Marruecos y Argelia, enemigos irreconcil­iables, cuyos Gobiernos actúan de forma igualmente chantajist­a para que les demos la razón. Vienen tiempos extremadam­ente difíciles, y hacer efectivo el lema «uno para todos, todos para uno» nos puede sacar de bastantes aprietos. ●

Como no puede enfrentars­e militarmen­te con su vecino, atiza a España

El suministro del gas está garantizad­o, pero Argelia intentará subirnos los precios

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