Los retos y pactos por cumplir de Almeida a un año de las elecciones
Municipal de PP-Cs cumple tres años en Cibeles con proyectos todavía pendientes la A-5, reforzar BiciMad o el carril bici de la Castellana son algunos compromisos
El candidato popular que escaló la Alcaldía desde el anonimato, que aguantó el primer pulso entre polémicas y perfil bajo, y en tan solo un año se ganó el aplauso de los madrileños por su gestión en la pandemia, cumple tres años como regidor. Este inicio en el que todo parecía funcionar, se complicó a partir del verano de 2020. Entonces, aceptó ser portavoz del PP nacional a petición de Pablo Casado, decisión que algunas fuentes del PP consideran que fue un «error» y rompió el ambiente de consenso que había logrado con los grupos municipales. Ahora Almeida se ha desprendido de la portavocía y afronta el último año centrado en la gestión y pasando página de las últimas polémicas: el caso mascarillas y el supuesto espionaje a Ayuso.
Almeida ha salido de estos baches con el apoyo público de la presidenta regional, pero aún no ha recuperado la fuerza que tuvo en el ecuador de su legislatura. Ni en el PP ni en la Alcaldía. Aquella doble faceta, la que le hacía hablar más de Pedro Sánchez que de las calles madrileñas, le ha llevado, según la oposición, a perder el pulso de la ciudad. De haberlo hecho, aún está a tiempo. Al abogado de Estado le queda un año para la próxima convocatoria: las municipales de mayo de 2023.
El alcalde presentará sus futuros proyectos, para este y los siguientes años, el 5 de julio, cuando pronuncie el discurso del debate anual sobre el estado de la ciudad. Hoy, junto a la vicealcaldesa, hará balance de los tres años de Gobierno. Dentro del PP hay diferentes visiones. Están quienes defienden que debe priorizar la gestión de proyectos concretos ya en marcha, pero también quienes consideran que debería lanzar una gran bandera: «Un alcalde de Madrid tiene que pensar en grande».
Un ejemplo, como asignatura pendiente de la capital, puede ser la pendiente remodelación del eje Prado-Recoletos, que desde el verano de 2021 tiene el sello de la Unesco. Pero también existen proyectos emblemáticos que no necesitan gran presupuesto, como las peatonalizaciones de calles o aquellos en los que interviene la iniciativa privada. Ejemplo de ello fue el aparcamiento subterráneo de la calle Serrano.
Almeida coronó Cibeles en coalición con Begoña Villacís (Cs) y con el apoyo de Ortega Smith (Vox), con dos promesas: revertir Madrid Central y soterrar la A-5. El primero lo paralizó la Justicia, al poco de llegar; para el segundo aún tiene un año antes de las elecciones.
Doce meses en los que también deberá cumplir con los pactos sellados a lo largo de esta legislatura. Comenzando por el acuerdo de investidura con Vox y siguiendo por las 352 medidas de los Pactos de la Villa, el primer ejemplo de consenso político en la capital con motivo de la reactivación de la ciudad tras la pandemia. También tiene una asignatura pendiente con Recupera Madrid, el grupo municipal con el que desbloqueó los Presupuestos. Los tres concejales del Mixto sostienen que solo se ha ejecutado el 26,6% de lo acordado. Por ejemplo, al regidor le queda por cumplir el refuerzo de BiciMad, ampliar el servicio de la Línea 77 de la EMT, o un estudio para la construcción de una pasarela sobre la M-503 permitiendo el acceso a la Casa de Campo.
Dentro de este pacto presupuestario, aún le quedaría destinar cinco millones para la construcción del carril bici de la Castellana entre la glorieta Carlos V, en Atocha, hasta Raimundo Fernández Villaverde, mejorar las zonas peatonales y ajardinadas de Peña Falconera y Peña Amaya, la adquisición de medios de control de velocidad en el entorno de los colegios; aumentar las ayudas directas a la Academia de Cine; o un equipamiento cultural en el inmueble de la calle Peironcely 10. ●