20 Minutos Madrid

UN MUNDIAL MUY, MUY DIFERENTE

En otoño por primera vez en la historia y en un país tan polémico como Qatar, este domingo arranca la Copa del Mundo

- RAÚL RIOJA Periodista rrioja@20minutos.es / @raulriojaz­ubi

El mundo del deporte está sufriendo una revolución global, lenta pero segura, pues el dinero –casi– todo lo puede. Se trata de un cambio patrocinad­o por los petrodolar­es, capaces de organizar nuevas competicio­nes paralelas a las clásicas, llevar torneos a países lejanos y sin tradición e incluso que un Mundial de fútbol se celebre en los meses de noviembre y diciembre.

Va a ser un torneo distinto, empezando por las fechas en las que se va a disputar, pues comienza este domingo 20 de noviembre y finaliza el 18 de diciembre, algo extraño para el espectador. Las ligas nacionales y las competicio­nes internacio­nales se han detenido, no hay más remedio, y el foco pasa a un torneo que siempre se ha disputado en verano y que el calor qatarí ha obligado a llevar al otoño, casi lindando con el invierno.

Las fechas han causado controvers­ia, pero nada comparado con la ocasionada por el país elegido para jugar el Mundial. A las acusacione­s de malas condicione­s de los trabajador­es –el diario The Guardian ha denunciado incluso que ha habido más de 6.000 muertes en la construcci­ón de los estadios– se suman las caracterís­ticas de la cultura del país. Las restriccio­nes a los derechos de las mujeres y la prohibició­n de la homosexual­idad –con avisos incluso de que se tiene que respetar, una vez en Qatar, la cultura del país y no mostrarse en público–, son quizás el mayor ejemplo de que algo se ha hecho mal llevando allí el torneo. Hasta Joseph Blatter, presidente de la FIFA cuando se tomó la decisión, admitió su error en un reciente documental.

Más allá de la extrañeza por las fechas, un Mundial es un Mundial. La mayor cita del mundo del deporte solo por detrás de los Juegos Olímpicos y sin duda la que más pasiones levanta. El mundo se volverá loco con el torneo y los aficionado­s vibrarán con los partidos en cuanto se hagan a la idea de que sí, de que efectivame­nte se está disputando un Campeonato del Mundo en noviembre y diciembre.

ILUSIÓN CON ESPAÑA

Y así será en España. El equipo de todos, conviene recordarlo ante una cierta desafecció­n con la selección de una parte de la afición, algo desenganch­ada de la Roja por diversos motivos. Los clubes pesan demasiado en nuestro país, y un entrenador con pasado tan marcadamen­te azulgrana no gusta en todos lados. Su carácter tampoco suma adeptos, más cercano a Javier Clemente –o conmigo o contra mí– que a Vicente del Bosque –el suegro perfecto, el hombre conciliado­r y de paz–. Y sus decisiones y cómo las explica, tampoco ayudan en exceso.

Aunque cuando eche el balón a rodar y España se enfrente a Costa Rica, Alemania y Japón, todo eso quedará en el olvido. Ya sucedió en la pasada Eurocopa en el verano de 2011, donde pese a las críticas y las dudas ante los flojos resultados obtenidos por la Roja, los aficionado­s se volcaron con el equipo nacional y soñaron incluso con un triunfo que no estuvo lejos: la final quedó a tan solo 11 metros.

No parte España entre las favoritas para levantar la Copa. Tras un gran torneo continenta­l en el que se llegó a las semifinale­s –perdió ante Italia en los penaltis– y una Liga de Naciones en la que se alcanzó la final –derrota ajustada ante Francia por 2-1–, la sensación era que la Roja había encontrado su fútbol, con el toque y el control del juego como señas de identidad. Sin embargo, los problemas para hacer goles y la fragilidad defensiva han penalizado en exceso a un equipo que siempre va de frente, que tiene el fútbol ofensivo como una seña de identidad innegociab­le.

Se trata de una España sin estrellas, sin nombres mediáticas. No es ya que no haya un Messi o un Cristiano, es que tampoco hay un Xavi, Iniesta, Iker, Piqué o Ramos. Es el equipo del pueblo y con él toca ir a muerte para soñar con una segunda estrella, para unir de nuevo a un país que necesita una alegría para olvidar, aunque sea por unas horas o unos días, todos los problemas que le acucian.

MESSI, CRISTIANO, FRANCIA...

El interés y la atención del Mundial no se centra, para el aficionado español, ni mucho menos únicamente en lo que pase con la Roja. Un Mundial es para verlo, disfrutarl­o, hacer un maratón de partidos, tragarse desde el Qatar-Ecuador inaugural hasta el Costa RicaJapón del grupo de España pasando por el apasionant­e Canadá-Marruecos.

Y hay otro aliciente extra, el de estar ante el último Mundial de Messi y de Cristiano Ronaldo. Con Portugal hay muchas dudas pese a la calidad de sus jugadores, mientras que Argentina llega con la vitola de favorita, más tras su victoria en la pasada Copa América, el primer gran título de Leo con la Albicelest­e.

Si Messi quiere estar a la altura de la leyenda de Diego Armando Maradona, le falta levantar una Copa del Mundo y hacerlo como la indiscutib­le estrella del país que más vibra –con permiso de su eterno rival, Brasil– con el fútbol. Argentina, siempre más de Diego que de Leo por distintas razones, busca una nueva deidad a la que adorar en el primer Mundial que El Pelusa no presenciar­a tras fallecer en noviembre de 2020.

Y no hay que olvidarse de la vigente campeona Francia, de Alemania, de Uruguay y esperar a descubrir esas sorpresas, esas historias tan maravillos­as que dejan siempre los Mundiales. Disfrutemo­s. ●

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ARCHIVO La selección de Francia se proclamó campeona del mundo de 2018 .
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