Verano que no cesa
Entrar en noviembre era sinónimo de frío y luces navideñas. Es impactante que hace un año estuviéramos llevando abrigos, pasando frío y poniendo nórdicos. Incluso llevábamos paraguas encima porque acababa lloviendo en muchas ocasiones. Quizás los días parecían más tristes en un noviembre cualquiera, pero en realidad no estamos siendo unos privilegiados por tener estas temperaturas a estas alturas, ya es hora de que dejemos de forzar el planeta con tanta intensidad hasta desgastarlo. Elisabeth Ortuño Real, Barcelona