Un presente olvidado
El Gobierno de Pedro Sánchez se caracteriza por mentir, por engañar, pero también por dividir. Su continuidad en el sillón depende del enfrentamiento entre españoles y eso es lo que buscan con la ley de supuesta Memoria Democrática. Una ley que solo busca dividir y reescribir la Historia de España, enmendando a la totalidad la Transición española.
Y es que los españoles de todos lados, de toda ideología, de toda condición fueron capaces en 1978 de darse un abrazo y avanzar para que las nuevas generaciones hoy pudiéramos vivir en paz, en libertad y democracia. Ahora, todo ese esfuerzo y sacrificio ha resultado en vano por culpa del peor Gobierno de la democracia.
Y mientras los españoles ven su pasado cambiado de manera sectaria, observan incrédulos su presente arruinado. Es incomprensible que habiendo tantos dramas y tantos problemas por solucionar, tengamos al presidente del Gobierno despistado. Es indecente que familias, por ejemplo, en Fuenlabrada no lleguen a fin de mes o no puedan pagar la factura de la luz y tengamos al peor Gobierno imponiendo su visión y su criterio de una historia común de España. Porque mientras más frentes le aparecen a este Gobierno, más azuzan el pasado. Porque la mal llamada Ley de Memoria Democrática solo viene a romper ese abrazo que nos dimos, solo viene a arrebatarnos lo que tantos españoles cedieron, solo quiere destruir y obligar a no olvidar. Afortunadamente, Alberto Núñez Feijóo entiende lo prioritario que es el ahora, la dura situación que tantos están viviendo. Por supuesto, sin nunca olvidar lo que ha ocurrido en nuestro país, pero sin querer forzar a tener una memoria, una verdad.
No podemos vivir en el constante odio, en el enfrentamiento al que nos quieren llevar los socialistas cada vez que gobiernan para así tapar su nefasta gestión o tapar, por ejemplo, que fruto de su incompetencia estén saliendo violadores a las calles con reducciones de condena. Porque claro que el pasado cuenta, pero el presente es prioritario y el futuro, por desgracia, nos lo están arrebatando. ●
Decía Ayuso la semana pasada que lo primero que haría el Partido Popular cuando llegue al gobierno sería derogar la Ley de Memoria Democrática. Es curioso que, con la que está cayendo, la derecha española sigue haciendo oposición con un tema tan sensible como es la memoria democrática de nuestro país.
Lo cierto es que esto ya no nos pilla desprevenidos. Llevan casi dos décadas peleando por que en este país no se hable de nuestro pasado histórico, político o cultural. Y esto no lo hace porque entienda que la ley solo viene a devolver la dignidad de quienes lucharon por la democracia, la Constitución y la libertad. El problema que tiene la derecha de este país es que no quiere que hablemos de lo que hacía la derecha de este país hace unas décadas.
Ese es el síndrome de la derecha que, en pleno año 2022, pretenden hacernos creer sin debate alguno que la derecha siempre estuvo en el lado correcto de la historia. Pero ni la memoria de mis abuelos ni tampoco los libros de historia avalan esa teoría.
No fue la izquierda quien se sublevó contra el orden constitucional en el año 36, no fue la izquierda quien persiguió a sus adversarios políticos durante 40 años bajo la amenaza de fusilamiento,