El campeón exhibe músculo con Mbappé y un Giroud de récord
para Deschamps, que recurrió a su hermano Theo.
Quiso reaccionar Francia por medio de sus jugadores de ataque, pero la solidez defensiva rival evitó cualquier acercamiento con peligro. Precisamente, fruto de ese partido de ida y vuelta, Duke tuvo en sus botas el segundo, pero su disparo se fue por muy poquito.
A partir de ahí, los de Didier Deschamps reaccionaron y pasado el minuto 25, hicieron gala de su gran pegada. Rabiot apareció en el corazón del área para rematar a placer un centro medido de Theo Hernandez, y tan solo cinco minutos después, el centrocampista de la Juventus volvió a ser protagonista para asistir a Olivier Giroud en el 2-1.
Les Bleus pudieron incluso aumentar su renta antes del descanso. Mbappé remató a bocajarro un centro de Griezmann desde banda derecha, pero el delantero del PSG mandó el balón a las nubes con todo a su favor.
Cambió el guion en la segunda mitad, con un conjunto francés que disipó cualquier atisbo de reacción por parte de los australianos. El campeón salió de vestuarios con las ideas claras y, a través de un fútbol de mayor control en el centro del campo, fue un rodillo para los oceánicos. El buen hacer del tridente formado por Mbappé, Giroud y Dembélé fue suficiente para sentenciar el encuentro y demostrar su gran potencial.
El extremo del Barça asistió para que, de cabeza, rematara Mbappé en el minuto 68 para hacer el segundo. Apenas tres minutos después, de nuevo Dembélé le puso en bandeja el récord de goles a Giroud, que no perdonó y rompió a llorar ante la hazaña conseguida. Australia, impotente, se limitó a defender en su campo en los instantes finales, salvándose de lo que pudo ser una manita francesa. Las paradas de Mathew Ryan evitaron una goleada mayor. ●