Luis Enrique, de odiado a admirado
Indómito, rebosante de personalidad y con un férreo carácter. Son tres cualidades dignas de una persona para la que no existen los grises. O la admiras o la odias. Cuando desde 2014 a 2017 Luis Enrique salía en rueda de prensa como entrenador del FC Barcelona, un servidor, madridista un tanto hooligan entonces, escupía improperios contra el televisor. Cuando en 2018 fue nombrado seleccionador nacional, pedí cita para sacarme el carné de apátrida. Hoy, sin embargo, asumo y pido perdón porque Luis Enrique ha acabado cerrándome el pico. Y lo ha hecho con resultados futbolísticos y con un juego de manos, cual prestidigitador, que me ha hecho admirar lo que antes me producía inquina. Lo que hoy dicen sus jugadores de él me recuerda a cómo Torres, Xavi o Villa hablaban de un tal Luis Aragonés. Luis Tejada,
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