Las pensiones subirán casi un 8,5% en España en 2023
LA REVALORIZACIÓN de lo que perciben los pensionistas costará a las arcas entre 12.750 y 15.300 millones LA INFLACIÓN baja por 4.º mes consecutivo hasta el 6,8%, medio punto menos que lo alcanzado en octubre
La inflación baja en noviembre por cuarto mes consecutivo hasta el 6,8%, medio punto por debajo de la tasa del 7,3% registrada en octubre, y lo hace gracias a la merma de los precios de los carburantes y la electricidad. Así lo revela el indicador adelantado del índice de precios de consumo (IPC) publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Aunque se trata de un avance susceptible de revisión, el dato de la inflación general de noviembre permite prever una subida de las pensiones y del ingreso mínimo vital en torno al 8,5% para el próximo año. Esto es porque el actual sistema de revalorización toma como referencia el IPC medio, que se calcula en base a los datos registrados entre diciembre y enero.
El Banco de España y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef ) calculan que cada punto porcentual que sube la inflación implica un aumento en el coste de las pensiones de 1.500 y 1.800 millones de euros, respectivamente. De este modo, la revalorización del 8,5% supondría un coste de entre 12.750 y 15.300 millones de euros a las arcas públicas.
Esta previsible subida del 8,5% se une al incremento del 2,5% para 2022 en base al IPC medio que el Gobierno aprobó a principios de año. Por tanto, se trata del segundo año consecutivo en el que la subida de las pensiones se calcula tomando como índice de revalorización el IPC, con el objetivo de mantener el poder adquisitivo de los pensionistas. Por otro lado, el incremento del 1,6% de 2019 también fue cercano a la tasa media de inflación de 2018, que se situó en el 1,68%.
Fue precisamente en 2018 cuando dejó de aplicarse el factor aprobado en 2013 por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que limitaba la subida de las prestaciones a un 0,25% mientras la Seguridad Social estuviera en déficit. Ese ajuste fue favorable entre 2015 y 2017, ante unas tasas de inflación negativas. En cambio, previamente, entre la crisis de 2008 y 2013 –con la excepción de 2010–, los pensionistas habían experimentado sucesivas pérdidas de poder adquisitivo debido a la fijación de índices de revalorización de entre el 0% y el 2% en unos años en los que el IPC medio oscilaba entre el 1,6% y el 4,33%.
De confirmarse el indicador adelantado del IPC, estamos ante la tasa de inflación más reducida desde el mes de enero de 2022, cuanto se situó en el 6,1% justo antes del inicio de la guerra de Ucrania. De esta manera, noviembre cerraría con un IPC cuatro puntos menor que el pico del 10,8% registrado en julio, el máximo desde septiembre de 1984. En términos mensuales, la inflación descendió en noviembre una décima con respecto a octubre, frente a los incrementos del 0,3% del mes anterior y de un año antes.
Eso sí, pese a la moderación de la inflación general, la tasa de inflación subyacente aumenta en noviembre una décima hasta el 6,3%, según la estimación del INE. Esta contradicción se debe a que la tasa de inflación subyacente no contempla ni los alimentos no elaborados ni los productos energéticos, que son precisamente los responsables de la rebaja del dato general. También influye, aunque en menor medida, que los precios de la ropa y calzado han subido por el inicio de la nueva temporada, pero menos que en 2021.