LOS PUEBLOS QUE REHÚSAN SER LOS MÁS BONITOS
España es uno de los mejores destinos para los amantes del turismo rural. Algunas localidades luchan por darse a conocer, por atraer a los viajeros y no caer en el olvido. Pero en el otro lado de la balanza existe otra realidad: la de los pueblos que prefieren continuar como joyas escondidas, como lugares donde aún se pueda respirar en paz. El objetivo no es mantenerse totalmente aislado del mundo, sino huir de las masificaciones y apostar por un turismo sostenible. Es el caso de dos villas catalanas, Rupit i Pruit y Siurana, que recientemente han rechazado formar parte de Los Pueblos Más Bonitos de España, una asociación que busca difundir la belleza de los pueblos del país.
RUPIT I PRUIT (BARCELONA)
En el noreste de Cataluña, en la comarca de Collsacabra, se abre paso el municipio de Rupit i Pruit. Una localidad que no solo destaca por sus construcciones y el entorno natural que lo envuelve, sino también por la enorme pared de roca que domina la villa Rupit y donde estaba antiguamente su castillo del siglo X. Por otro lado, a pocos kilómetros y a 950 metros de altura, nos topamos con Rupit, un pequeño conjunto de casas presidido por la iglesia de Sant Andreu.
Este bello enclave inmerso en un paisaje de bosques y saltos de agua mantiene un ambiente tranquilo y en constante calma, que sus ciudadanos quieren mantener así. «Estamos trabajando para la gestión sostenible del turismo en el municipio, creemos que sería contraproducente su aumento porque no los podríamos atender de forma óptima», cuentan a 20minutos desde su Ayuntamiento.
Por este motivo, no quiere formar parte de Los Pueblos Más Bonitos de España. «Nos daba respeto formar parte de esta marca, porque implicaba un incremento muy importante de visitantes». La decisión no fue tomada en vano, porque la localidad ya se ha tenido que enfrentar al turismo descontrolado. «A raíz de la pandemia, se incrementó mucho y los fines de semana nos encontramos con problemas para aparcar, calles sobrecargadas..., no podemos dar el servicio que nos gustaría al no poder absorber todo el turismo que llega».
En línea a esa gestión turística responsable, el Consistorio ha tenido que tomar algunas medidas como el control del parking y la regulación del acceso del tráfico al núcleo histórico, decisiones que, según detallan, han contado con gran apoyo en el pueblo, incluso por parte de los hosteleros.
SIURANA (TARRAGONA)
Al borde de un precipicio, como si estuviera a punto de caer al abismo, se alza el idílico pueblo de Siurana. La sierra de la Gritella acoge esta población que forma parte del municipio de Cornudella de Monsant i Albarca y que cuenta con un valioso patrimonio marcado por los restos de su castillo árabe y la Iglesia de Santa María. A él se suma un impresionante entorno, marcado por un embalse de aguas azules que se extiende a sus pies, acompañado de extensos y frondosos bosques.
Al igual que el caso anterior, Siurana, de solo 32 habitantes, tampoco quiere formar parte de la asociación. «Nos traería más vehículos y mucha más gente», contó su alcalde para Catalunya Radio. Debido al turismo, el Ayuntamiento ya tuvo que construir dos aparcamientos que suman 180 plazas y están trabajando en un sistema informático para que los conductores sepan si quedan espacios disponibles, ya que una vez que se llenan, ya no puede subir nadie más a la localidad. «Lo que queremos es que el pueblo no se masifique y que la gente que llegue a Siurana se vaya contenta», explicó el primer edil.
Pero la mecánica para hacer estas regulaciones son difíciles. «No tenemos wifi, ni ningún tipo de red para poder emitir desde Siurana», detalló, de modo que para controlar las plazas de parking tienen que comunicarse con walkie-talkies. ●
Rupit i Pruit (Barcelona) y Siurana (Tarragona) alegan que no pueden asumir el aumento de turismo que provocaría entrar en la lista ESCAPADAS