20 Minutos Madrid

Jorge Blass «El público perdona el error, pero no perdona el aburrimien­to»

El mago regresa con un espectácul­o llamado ‘Flipar’, en el que hay números inéditos que prometen dejar sin respuestas a niños y adultos

- ISRA ÁLVAREZ ialvarez@20minutos.es / @ialvar

En un mundo de descreídos, de adultos de vuelta de todo, de tutoriales, de ‘ok, google’ y de desinterés, la magia se bate en duelo contra lo anodino. Es lo que promete Jorge Blass con su nuevo espectácul­o Flipar (Teatro Reina Victoria de Madrid, del 1 de diciembre al 8 de enero). Se trata de un show cuya preparació­n ha llevado dos años y que tiene «nuevas magias que son muy elaboradas y que nunca antes se habían visto, totalmente originales».

¿Con qué cosas vamos a Flipar? Hay desde grandes efectos, donde ocurren cosas muy sorprenden­tes, hasta cosas muy pequeñas también. Por ejemplo, hacemos que un espectador del público se vuelva invisible en cada función o que todos los espectador­es hagan magia en sus manos. Nos hemos inventado unos exotrajes y subimos a niños del público que se convierten en magos con poderes capaces de hacer cosas que un ser humano no podría hacer. Fusionamos la magia y la tecnología.

¿Cómo es el proceso de creación de un nuevo número de magia? Primero imaginas el efecto, lo que quieres que pase, y luego te pones a pensar en métodos mágicos o formas de hacerlo. Hay medios y sistemas clásicos y otros nuevos que hemos inventado con nuevas tecnología­s.

Dicen los carteles que ‘los niños van a descubrir que sus padres no lo saben todo’. ¿Cómo es eso? Muchas veces veo que la niña o el niño le dice a sus padres: ‘¿Cómo ha hecho eso?’. Y el padre o la madre le responde: ‘Pues no lo sé’. Es graciosa la sensación de que con la magia todos tienen la misma inocencia durante un rato.

¿Son más permeables los niños que los adultos? Yo creo que ambos, pero creo que la magia está más pensada para los adultos, porque la magia se basa mucho en razonamien­tos que hace la mente humana, jugamos mucho con la percepción, con la memoria… y un niño es más impredecib­le y tiene un margen de atención más corto, es más inesperado lo que pueda hacer, así que para un mago es más fácil manejarse con un adulto que con un niño.

¿Y es más difícil hacer flipar ahora que hace 10 o 20 años? Sin duda. Ahora el tiempo de atención es muy corto y es más difícil sorprender. La tecnología hace que la gente haya podido ver muchas cosas, que haya podido buscar en Google todo y todo lo que hacemos tiene que estar blindado, a prueba de Google y de Youtube, que lleve a la gente a ver la magia en directo. Los métodos tienen que ser más avanzados. El público que tenía Houdini hace 100 años era mucho más crédulo, nada que ver con el público de ahora.

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